Madrid. El director de cine Blake Edwards, entre cuyas películas figuran La Pantera Rosa, Desayuno con Diamantes o Días de Vino y Rosas, falleció a los 88 años, según anunció ayer un representante del manager de la esposa del cineasta, la actriz Julie Andrews.
Edwards murió el miércoles por la tarde en un centro de Santa Monica a causa de complicaciones derivadas de una neumonía, explicó el representante del director, Gene Schwam. Junto a él se encontraban su mujer y otros miembros de su familia.
Director de películas que pertenecen por derecho propio a la historia del cine, como las anteriormente citadas y El guateque, Blake Edwards recibió sin embargo sólo una nominación a los Oscar y se conformó con uno honorífico en 1994.
Un reconocimiento que recibió con humildad y con realismo. "Nunca pensé que llegaría a recibir un Oscar, así que esto es como empezar a comerme el pastel", dijo en aquel momento el realizador, que había recibido su única candidatura una década antes, por Víctor o Victoria.
Escasas recompensas para un hombre que amaba el cine por encima de todo pero que había llegado al séptimo arte como forma de dedicarse a la escritura, que fue su primera vocación.
de la literatura al cine Nacido el 26 de julio de 1922 en Tulsa (EEUU), William Blake Crump empezó a estudiar Literatura en la Universidad de Los Ángeles, pero pronto dedicó más tiempo a escribir guiones de radio y series de televisión.
Comenzó con apenas 20 años como actor en Diez héroes de West Point, de Henry Hathaway. Fue el comienzo de una larga carrera que se cerró el miércoles tras 46 películas como director, 29 como actor y 62 títulos en los que participó como guionista.
Fue en 1961 cuando Edwards se hizo, de golpe y de forma inmediata, con un hueco en Hollywood. La adaptación de la novela corta de Truman Capote Desayuno con diamantes fue un éxito inmediato de crítica y público, que además catapultó a Audrey Hepburn -pese a no ganar el Óscar para que el que estuvo nominada- al Olimpo de las estrellas.
Vino después Días de vino y rosas (1962), que le hizo ganar otro Óscar a Mancini y sendas nominaciones a Jack Lemon y Lee Remick.
A lo largo de su vida, Edwards contó en muchas ocasiones que su mayor honor había sido el comentario que le hizo Jack Lemmon para que fuera el director de ese filme. "Me dijo que la película era tan dura que buscaba a alguien que tuviera un buen sentido del humor, porque la vida está llena de humor y eso hace el drama mucho más duro", afirmó el director.
Un humor que buscó y encontró en La pantera rosa (1963), El nuevo caso del inspector Clouseau (1964), La carrera del siglo (1965) o, principalmente, esa joya del cine llamada El guateque (1968), siempre en colaboración con Peter Sellers.
Y en el lado femenino, tuvo otra colaboración clave en su carrera, la de su segunda esposa, Julie Andrews. Edwards acabó con su imagen mojigata -forjada en películas como Sonrisas y lágrimas- en filmes como 10, la mujer perfecta, Sois honrados bandidos (1981) o Víctor o Victoria.
Posteriormente llegarían películas menores como Micki y Maude (1984), Así es la vida (1986) El gran enredo (1986), Asesinato en Beberly Hills (1988) o Una cana al aire (1989), con algún pequeño éxito como Cita a ciegas (1987), que supuso el salto a la gran pantalla de Bruce Willis.
A partir de ahí, alguna colaboración televisiva y poco más para un enfermo diagnosticado con el síndrome de fatiga crónica y con depresiones que incluso le llevaron a pensar en el suicidio en 2001.
Su última aparición pública, junto a su esposa, fue hace diez semanas durante la celebración de un homenaje de la Academia del cine de Hollywood.