"Están pasando cosas tremendas. Los guionistas están ahora desarrollando el cóctel del sexo y la ambición, y les está saliendo una combinación muy disfrutable. Viriato, por ejemplo, ya cabalga a todo gas con su amada Helena en el interior de la cueva en la que viven refugiados. La romana Claudia, sensacional esposa del malvado pretor Galba, no para de fornicar con el pérfido Marco. O sea, que la cornamenta del pretor está adquiriendo dimensiones colosales".
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