París. La multimillonaria Lilianne Bettencourt y su hija, Françoise Bettencourt-Meyers, anunciaron ayer que hacen las paces y abandonan los procesos judiciales que las enfrentan, en un acuerdo cuyos detalles permanecen en la confidencialidad.
El abogado de la hija de la mayor accionista del grupo L"Oréal, Olivier Metzner, hizo público que Françoise desiste de enfrentarse judicialmente con su madre y, especialmente, de continuar con las demandas contra el artista François-Marie Banier, al que llevó a los tribunales por abuso de confianza. Añadió que el acuerdo incluye "contrapartidas" aceptadas por el fotógrafo y amigo de la multimillonaria, de quien la hija de Bettencourt alegó ante la Justicia que se hizo beneficiario de millonarias cantidades en concepto de regalos que obtuvo precisamente abusando de la amistad con la anciana.
Esas contrapartidas son confidenciales pero suficientes para que la hija de Bettencourt renuncie a las demandas interpuestas ante un tribunal próximo a París, aunque existen otras causas ante la Justicia que tienen relación con el escándalo político surgido en torno al conflicto familiar. El abogado Metzner confirmó que la única parte de las actuaciones judiciales que sigue adelante tiene que ver con el papel que pudo desempeñar el anterior ministro de Empleo, Éric Woerth, en un supuesto trato de favor fiscal con Bettencourt. "Eso no nos interesa", declaró en un comunicado hecho público ayer con el que se confirma el final de las acciones judiciales de la hija contra su madre, que incluye la petición de la puesta de la señora Bettencourt bajo tutela judicial por incapacidad para administrar sus bienes.
En el comunicado conjunto de madre e hija se subraya que ambas confían en que el acuerdo restablezca la "armonía familiar" y que las dos "se han acercado para acabar con los conflictos que perturbaron" su vida en familia. Después de tres años de litigios, ambas están felices de que la historia acabe con un final feliz, añadió.
Françoise Bettencourt-Meyers acusó a su madre, de 88 años, de no disponer de sus plenas facultades y despilfarrar gran parte de su patrimonio dejándose influenciar por amigos y conocidos. Sólo a Banier le habría hecho regalos por valor de mil millones de euros. La hija de la heredera intentó poner a su madre bajo tutela y acusó a Banier. Sin embargo, la mujer más rica de Europa acusó a su hija de practicar terrorismo psicológico contra ella. Se calcula que el patrimonio de Liliane Bettencourt asciende a unos 15.000 millones de euros. Ésta confirmó el acuerdo con su hija, pero no aportó más detalles.