Hoy los móviles de última generación permiten leer libros o ver la televisión. Son pequeños ordenadores en la mano. Y lo que les queda por evolucionar. Pero ya sea uno un joven estudiante o un talludito trabajador, ya se tenga un teléfono recién salido de fábrica o uno cerca de la jubilación, hay algo que nunca falla: ¿y qué música me pongo para las llamadas? No es ninguna tontería, entre otras cosas porque el mercado de los llamados politonos se ha convertido en un negocio más que lucrativo, derechos de autos incluidos.

De las primeras melodías electrónicas más o menos artesanales que se empezaron a utilizar hace años ha pasado un mundo. Hoy se pueden hacer grabaciones de un concierto y utilizarlas como tono de llamada. En realidad, es algo sencillo. Los hay que permanecen fieles a una misma música, aunque son legión los que cambian cada dos por tres, pasando de tener himnos deportivos a los últimos éxitos del grupo de moda en un visto y no visto, demostrando, en ocasiones, un gusto, cuando menos, cuestionable.

Lo normal en estos casos es dejarse llevar por el pop, lo comercial, los hits del momento... Parece difícil pensar que cuando uno esté en el trabajo y le llamen al móvil empiece a sonar el preludio del segundo acto de El Caserío, de Jesús Guridi, interpretado por la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Pues puede que resulte extraño, pero a partir de ahora mismo es, cuando menos, posible.

Y es que la formación vasca se ha liado la manta a la cabeza y en su política de apertura a las redes sociales ha puesto en marcha la páginas www.osetunes.es. La idea es muy sencilla: que cualquiera se pueda bajar melodías clásicas interpretadas por la agrupación para ponerlas en su teléfono. De momento, son 26 composiciones de nombres como el propio autor alavés, Aita Donostia, Verdi, Arriaga, Beethoven y Sorozabal, entre otros. Además, también hay guiños más actuales de la mano, por ejemplo, de Benito Lertxundi.

El sistema no tiene mucha complicación. Si a la página se accede desde el móvil, se pueden guardar los temas y establecerlos como tono de llamada en un par de operaciones. Si el camino se hace desde el ordenador, el único paso intermedio es pasar la composición del terminal al teléfono a través de un cable o del bluetooth. No tiene más. No hay que hacer ningún pago, ni nada por el estilo.

El objetivo que persigue la Orquesta Sinfónica de Euskadi no es otro que abrirse a nuevos públicos y aumentar su presencia en los mundos virtuales, utilizando canales diferentes a los tradicionales para contactar con ciudadanos que, por lo general, no se acercan a sus conciertos o, sencillamente, miran a la música clásica con cierto recelo. Eso ya tiene remedio. El maestro Guridi, quién se lo iba a decir, espera dar el tono. Móvil, claro.