madrid. La coreógrafa Angels Margarit (Terrasa, 1960) y la bailaora Rocío Molina (Málaga, 1984) obtuvieron ayer el Premio Nacional de Danza 2010 -en las modalidades de Creación y de Interpretación, respectivamente-, que concede el Ministerio de Cultura y está dotado con 30.000 euros para cada galardonado. El jurado, presidido por Félix Palomero, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) estimó en Molina "su versatilidad, fuerza, libertad y valentía", y en Margarit la creación de un lenguaje y estilo coreográfico.
DANZA "Me tiemblan aún las piernas. Estaba haciendo recados por Sevilla, bueno -se ríe- pagando deudas de Hacienda, y me ha pillado totalmente desprevenida", aseguró Molina. "Siempre estoy pendiente para ver a quiénes se lo dan y felicitarles, pero yo, con mis 26 años, no me lo esperaba para nada, aunque sí fuera un sueño mío tenerlo alguna vez", reconoce la artista, que empezó a bailar con 3 años, con 15 ya hacía giras, y con 19 estrenó su primera obra, Entre paredes.
Aunque sólo tenga 26 años ya ha hecho siete producciones con su propia compañía, "todas muy distintas, arriesgando, como en la última", pero eso le ha servido "para tener más solidez como artista". "Este premio -añade feliz- es una inyección de energía y una gran inversión para mi carrera". El jurado valoró en Molina su aportación a la renovación del arte flamenco, capaz de los más diversos registros, características que se expresan de manera especial en sus últimos trabajos, Oro viejo y Cuando las piedras vuelan. Molina se graduó en 2002 con matrícula de honor en el Real Conservatorio de Danza de Madrid.
Por su parte, a Angels Margarit también le pilló "por sorpresa" el galardón y, aunque señaló que está "muy agradecida" porque se lo dan en una época muy especial para su compañía, Mudances, también dejó claro que "los premios caen cuando caen". La coreógrafa confesó, por otro lado, que la danza es su "manera de vivir" y el lenguaje con el que "traduce el mundo y devuelve su mirada". "Es mucho más que trabajar, es una manera de vivir, de pensar y de hacer, en la que trabajas pero disfrutas porque permite una relación muy especial con la gente con la que estas", destaca. Asimismo, no dejó pasar la oportunidad para pedir más apoyo para esta disciplina, "para que sea más asequible a todo el mundo, y se pueda entender y disfrutar". Recién concluida la gira, Margarit se pondrá ya a montar la pieza que le ha pedido la Compañía Nacional de Danza (CND) para el mes de junio.