El Fin de Obra está a punto de llegar. Sólo quedan unos días. Tal vez, por aquello del puente festivo, sean semanas. Pero nada más. Ahora mismo se está dando los últimos remates y repasos. Después llegarán los trámites burocráticos de licencias y esas cuestiones. En teoría, algo sencillo. Será el momento para que el equipo director entre de forma definitiva y empiece a dar cuerpo cultural al antiguo convento de Betoño. La cuenta atrás será entonces ya imparable. ¿La inauguración? Todavía no hay fecha concreta. Se mantiene la previsión de primavera, pero todo se andará. No hay prisa. Sí igual un poco de nervios. Y es que justo en ese momento, Krea completará todo su sentido.
El centro cultural impulsado por Caja Vital cumplirá este martes cuatro años de andadura dentro y fuera de Álava, utilizando su sede provisional de la plaza de los Fueros, pero también otros espacios e incluso la calle. Sin olvidar la importancia de su ventana virtual. Un tiempo de becas, de encuentros internacionales, talleres, actuaciones, exposiciones, actividades de todo tipo... Es decir, aprovechado al límite las posibilidades con dos objetivos: asentar el proyecto y crear el caldo de cultivo necesario entre artistas y público para cuando su nueva y flamante casa esté terminada, algo que cada vez está más cerca.
Así que este cuarto aniversario tendrá algo de especial. Será la última vez que el centro sople las velas de su particular tarta lejos del hogar, de ese convento ahora reformado y ampliado gracias a una gran estructura que abraza el antiguo edificio.
Las empresas que han hecho posible el proyecto diseñado por Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo provienen todas del País Vasco (Gerens Gill International, Construcciones Amenabar, Construcciones Legasko, Venticlima, Del Valle Aguayo, SVC, ElectraVitoria, Omega Elevator y Opacua). Es más, el 80% de ellas son alavesas. Su labor está a punto de concluir tras el inicio de los trabajos (presupuestados en 14 millones de euros más otros cuatro en concepto de IVA) en otoño de 2008.
Los ritmos han sido los esperados. Sólo dos problemas han entorpecido un poco el camino. El primero, los retrasos en los trámites municipales para obtener la licencia de inicio de obra. Y es que la altura del edificio resultante (23 metros) obligó a modificar el plan urbanístico de Betoño y eso demoró las cosas en el Ayuntamiento de Gasteiz, lo que llevó a retrasar los planes iniciales. A eso, por el camino, se le añadió la crisis económica, que se tradujo en la realización de ciertas modificaciones en el proyecto original presentado a la sociedad y los medios de comunicación el 30 de noviembre de 2006 por parte de Araceli de la Horra, directora del centro, y el por entonces presidente de Caja Vital, Gregorio Rojo.
Aquel día parece quedar ya lejos. Incluso la entidad financiera ha cambiado de responsable, siendo hoy Carlos Zapatero. Ahora se mira a una inauguración sin fecha concreta, aunque eso podría no ser problema a la hora de que Betoño vaya llenándose de vida con determinadas actividades incluso antes del acto oficial de apertura.
Con camino recorrido Más allá de la puesta de largo en una jornada determinada, lo importante de contar con la sede oficial se mide en otra escala. El edificio, sostenible y accesible, le supondrá a Krea contar con unas instalaciones adecuadas, pensadas de forma específica para los usos y fines del centro, un espacio con salas de edición y fotografía, aulas de ensayo y formación, talleres, apartamentos para los artistas en residencia, capilla polivalente... Sin olvidar aquellos lugares destinados al público en general y su ocio hostelero.
De hecho, pensando en su apertura, la última convocatoria de ayudas del centro ya ha contemplado las posibilidades que tendrá el inmueble. Hay que estar preparados porque con el lugar a pleno rendimiento, el proyecto cultural redondeará su misión.
De todas formas, que ese paso, aunque sea muy importante, hacia Betoño no haga olvidar lo que Krea ha caminado ya. Es más, en estos mismos momentos, la sede provisional de Fueros está acogiendo una de las exposiciones de Periscopio.
Éste es sólo un detalle de la senda recorrida hasta el momento. Una buena parte se ha hecho de cara al público con iniciativas muy populares como el maratón cultural Luna Krea, esa fiesta que a comienzos de septiembre inunda la capital alavesa de actuaciones de todo tipo protagonizadas por creadores jóvenes y emergentes, artistas que suponen el leit motiv del espacio.
Con todo, la lista de acciones llevadas a cabo hasta el momento sería demasiado larga para resumirla en pocas líneas. No se podría olvidar Zinemastea, o el trabajo desarrollado con el mundo del cómic, las colaboraciones con asociaciones y agrupaciones como Sinkro, las redes establecidas más allá del Estado, los cursos, actuaciones... Todo ello sin dejar a un lado el peso específico que durante estos cuatro años ha tenido, y mantendrá el día de mañana, el programa de becas, que ha supuesto el apoyo para un buen número de creadores de distintas disciplinas que incluso están consiguiendo réditos profesionales más allá de la península. Una labor a la que ha ayudado y mucho las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Ahí, la iniciativa cultural ha conseguido encontrar una sede virtual (tanto en su web oficial como a través, por ejemplo, de Facebook).
El pasado y presente del centro cultural ya miran al futuro. El martes será día de aniversario, de un cumpleaños diferente. Será el último lejos de casa. El próximo ya se producirá entre las paredes del antiguo convento de las Carmelitas, ahora abrazado por un gran brazo de cristal. Entonces comenzará otro reto para el proyecto, hacer realidad todas las expectativas que dentro y fuera se han generado.