En el exterior, las obras del polémico parking de Amárica no paran. Incluso ocasionan algún que otro ruido bastante molesto. En el interior, las obras son otras y no existen de forma física, cobran vida en boca de sus autores y a través de la imagen proyectada de un ordenador. En este caso, además, no se producen sonidos incómodos. Todo lo contrario. Así levantó ayer el telón la tercera edición de Inmersiones, el punto de encuentro para el arte emergente de Euskal Herria.
La sala Amárica es una vez más el centro de las miradas. Lo fue ayer y volverá a serlo el próximo sábado en lo que a las presentaciones de artistas se refiere. La puerta está abierta a todo aquel que se quiera acercar y en la jornada inaugural, los presentes fueron muchos, tantos que en un momento dado hubo que habilitar más sillas para que el personal pudiera estar cómodo. Ante los espectadores diez artistas y un comisario tratando de explicar, cada uno a su modo y manera, en qué están trabajando.
¿Y eso buscando qué? Pues, como en los dos años anteriores, dar a conocer su proyectos y, si se tercia, conectar con otros colegas y agentes del sector de la mano del Proyecto Amarika. Una colaboración inesperada puede aparecer en cualquier momento.
Desde trabajos de animación pictórica hasta intervenciones en el exterior, la variedad de ideas es, una vez más, característica en este pequeño congreso del arte contemporáneo. Un abanico que también se dibuja en el amplio espacio ocupado para los dossiers de los creadores, otro lugar donde se puede encontrar de todo y en formatos de lo más diferente.
Eso sí, hay tradiciones en este encuentro anual que parecen no cambiar, como es el caso de los problemas técnicos y, en consecuencia, el retraso sobre los horarios previstos. Pero con unas pequeñas dosis de paciencia, las cosas se llevan mejor. En esto también hay que ser creativo. Igual que en la comida entre creadores, servida por el Gora, que tuvo lugar en el mismo espacio y que presidió la diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle.
Desarrollo A la artista gasteiztarra Miriam Isasi, que hace poco volvió de China, le tocó ser la primera en intervenir. Ella abrió un turno de presentaciones que, en realidad, terminará el próximo sábado de la mano de Sara Paniagua.
Sin embargo, Inmersiones no sólo se traduce en estos encuentros. Su desarrollo este año también se ejemplifica en tres talleres que van a tener como hilo conductor la reflexión crítica, incluyendo una mirada al interior del propio proyecto para ver las necesidades y cambios que pueda tener en el futuro, bien sea a corto o a largo plazo.
El primero de ellos se producirá este lunes y a partir de ahí se irán sucediendo hasta mediados de enero, cuando esta tercera edición concluya, por cierto, con una obra sonora de encargo.