Periodistas de todo el mundo abarrotaban ayer las inmediaciones del Palacio de Buckingham para dar la noticia que los británicos esperaban hacía años: después de casi una década de noviazgo el Príncipe Guillermo y Kate Middleton se casarán el año que viene. El anuncio llegaba por la mañana a través de un comunicado emitido por Clarence House, la residencia oficial del Príncipe de Gales -el padre de Guillermo-, en el que se informaba de que la pareja se había comprometido el mes pasado durante un viaje privado en Kenia; que la boda se celebrará en Londres el año que viene, probablemente en primavera o verano, y que tras la ceremonia vivirán en el norte de Gales, donde el nieto de la Reina Isabel II y segundo en la línea del trono, continuará sirviendo como oficial del Ejército del Aire.
La pareja, ambos de 28 años, se conoció en 2001 cuando estudiaban Historia del Arte en la Universidad de Saint Andrew"s (Escocia). Guillermo decidió pasarse a Geografía y estuvo a punto de dejar su carrera, pero Kate le convenció para que continuase con sus estudios. Ella no sólo se había fijado en él antes sino que, según la prensa británica, tenía una foto del príncipe en la pared de su cuarto del internado cuando estudiaba el bachillerato.
Aunque muchos de los detalles de la boda se anunciarán más adelante, ayer se hizo público que Guillermo le entregó a Kate el mismo anillo de compromiso que el Príncipe Carlos le dio a Diana de Gales. Esta joya, valorada en unos 33.000 euros, está hecha de un zafiro rodeado de catorce diamantes, que se hizo en su día especialmente para la madre de Guillermo. Precisamente el año próximo se celebrará el treinta aniversario de la boda de sus padres. Lady Di murió en un accidente de coche en París en agosto de 1997. "Quería estar seguro de que mi madre no se pierde ese día", dijo ayer el Príncipe en referencia al anillo de compromiso que Kate -que confesó que su futuro marido es "un verdadero romántico"- lució ayer por primera vez ente las cámaras.
tradicional Todos sus familiares expresaron su júbilo por la noticia: desde la Reina hasta el Príncipe de Gales, pasando por los padres de ella, Carol y Michael Middleton. Éste dijo ayer que "conocemos muy bien a William, pensamos que es maravilloso y le tenemos mucho cariño. Hacen una muy buena pareja, nos lo pasamos muy bien juntos, nos reímos mucho". El Príncipe Guillermo fue tradicional y le pidió permiso al padre de ella. Kate no tiene conexiones reales o aristocráticas en su árbol familiar y creció en una casa de cinco habitaciones en la campiña británica. Michael Middleton es un hombre de negocios, un millonario hecho a sí mismo, y su madre fue azafata de vuelo; en la actualidad regentan una compañía que se dedica a proveer de juguetes y material para fiestas por encargo.
Todo el país se volcó ayer con la boda: el resto de noticias quedaron eclipsadas y en la calle no se hablaba de otra cosa. Con humor británico, muchos ayer decían que el anuncio era obra del Primer Ministro, David Cameron, que dijo que "el compromiso marca un gran día para nuestro país", y con ello logró que por un día no se hablase de los duros recortes que su Gobierno anunció para reducir el déficit público. Cuando Carlos y Diana se casaron en 1981, la Dianamanía se convirtió en una distracción de los disturbios y del aumento del paro. En su comparecencia ayer ante la prensa en Downing Street, Cameron reveló una anécdota que no había contado hasta ahora: que pasó la noche anterior a la boda de Diana y Carlos en vela en el Mall, el paseo que conecta la plaza de Trafalgar con el Palacio de Buckingham, con el fin de ver a la pareja desfilar en la carroza real.
Durante sus años universitarios, Kate y el Príncipe Guillermo compartieron casa con amigos. En Escocia vivieron alejados de las cámaras, pero a partir de la ceremonia de graduación en 2005, las cámaras nunca estuvieron lejos de ella. Los paparazzi la esperaban ya de madrugada a las puertas de su casa, en el barrio londinense de Chelsea, para fotografiarla cuando se disponía a ir al trabajo por las mañanas.
una buena reina La situación se convirtió tan insostenible que la Reina tuvo que intervenir y pedir responsabilidad a la prensa. Se temía que se reprodujese el acoso al que fue sometida la madre de Guillermo hasta el momento de su trágica muerte. Después de ocho años de noviazgo, Kate Middleton parece llevar mejor el acoso de las cámaras aunque la breve ruptura de la pareja en 2007 se debió en parte a ello. Ayer todo eran alabanzas hacia la joven no sólo por su belleza y por su forma de ser, sino porque opinan que será una buena Reina. "Esta boda colocará a la monarquía en el siglo XXI. Pienso que ella es muy moderna", afirmó la comentarista Margaret Holder.