vitoria. La productora alavesa Kinoskopik se pone en órbita. Su trabajo -aún en mimbres- Chaika acaba de superar a otros 27 en el Festival de Roma alcanzando el gran premio -el Oscar del género- al mejor proyecto cinematográfico, llamando la atención de múltiples productoras extranjeras hacia un rodaje que partirá en diciembre.
No es baladí imponerse a firmas tan prestigiosas como la productora Zentropa del danés Lars Von Trier, al exitoso realizador uruguayo Álvaro Brechner o a la actriz y directora norteamericana Jodie Foster, y Kinoskopik lo ha conseguido alzándose con el premio de 30.000 euros y, más importante si cabe, cautivando a todo el espectro cinematográfico mundial.
Lo ha hecho con un trabajo que apunta al vacío territorial entre Europa y Asia y que cuenta la historia de Ahysa, una joven que se mueve entre la supervivencia y el sufrimiento. Su epopeya se bautiza con el nombre en clave con que Brezhnev dio a la primera mujer que viajó al espacio, en 1963.
Todo partió en 2008, con el rodaje que acercó a Georgia al equipo de Miguel Ángel Jiménez y que transformó sus iniciales claves documentales -reflejar las consecuencias de la guerra- en un largometraje de ficción, Ori, que se estrenaba un año después en el Zabaltegi del Zinemaldia donostiarra.
Chaika es un proyecto aún más ambicioso, con guión firmado por Jiménez y Luis Moya, que les llevará a la pequeña Siberia georgiana, Orlovka; a Poti, a orillas del Mar Negro; al cosmódromo de Baikonur; o a los cementerios de chatarra espacial de la estepa kazaja, localizaciones que ya hablan de una cinta especial. Y espacial.