Lo que nos llega de México casi a diario no es muy positivo que digamos, por la situación de violencia en distintas partes y con especial virulencia hacia las mujeres. ¿Pero es una imagen real o responde a una realidad innegable?

Sí responde a una realidad pero no es toda la realidad. Hay zonas en las que se han puesto las cosas muy difíciles para las mujeres y para todo el mundo. Yo vivo en la ciudad de México y allí la realidad cotidiana no es la misma ni en cuanto al nivel de violencia ni en lo que respecta a la vida de las mujeres. Por ejemplo, hace un par de años se legalizó el aborto en la ciudad, lo cual no ha sucedido en el resto del país. De hecho, en algunos sitios se ha endurecido la penalización. Depende de dónde esté uno, aunque sí es cierto que la situación es tremenda y cada vez va a más a causa del narcotráfico, de la corrupción y por la impunidad que existe.

Suele existir el tópico de que en situaciones de crisis como ésta, la creatividad aumenta.

En el caso de México, yo hubiera esperado una mayor respuesta en este sentido. Al contrario, estamos en un momento en el que, por el terror, parece que la creatividad está paralizada. Incluso las creaciones que hablan sobre la situación de violencia de ambos lados se encuentran paralizados. La cultura puede ser una herramienta importante para crear tejido social, para que la gente se pueda expresar y no tanto para aportar soluciones porque el momento es muy complicado.

¿Se deben establecer diferencias entre el artista hombre y la creadora mujer?

No deberíamos, lo malo es que sí se hace. Lo veo en México, aunque desde hace unos 30 años estudian Bellas Artes el mismo número de hombres que de mujeres. Todavía te encuentras que se escribe diez veces menos sobre las mujeres. Su presencia en museos y galerías es menor. De todas formas, hay muchos trabajos realizados desde la perspectiva de género que han aportado una gran riqueza al trabajo artístico.

En esa unión de arte, sociedad y género, Montehermoso es una excepción en el Estado. ¿Se podría encontrar en México un espejo a este centro cultural?

Bueno, Montehermoso es una excepción en España y fuera. No, no hay una equivalente. Pero sí existe una preocupación importante por estas cuestiones. Hay grupos de arte feminista y artistas que hemos estado trabajando sobre estas temáticas desde los años 70. Hay interés también desde las universidades, algunas de las cuales tienen programas específicos desde hace tiempo. Sí que hay implicación a lo largo del país por parte de las propias artistas para organizarse y cuestionar lo que les afecta. Tal vez no sea una labor muy visible, pero bueno.

A este lado del Atlántico se tiende a englobar el arte latinoamericano como si fuese un cuerpo común.

Es un error. Es cierto que existe el estereotipo de que el trabajo artístico latinoamericano es político y melodramático. Pero de México a Argentina no sólo hay una gran distancia geográfica, también creativa. Es más, en mi país es más fácil conseguir información sobre lo que pasa en Europa y en Estados Unidos que de lo que se está haciendo en otras partes de América Latina. Alguna vez que me han pedido que escriba sobre esta cuestión, me han solicitado que lo haga desde una perspectiva política, del arte comprometido. Pero en Latinoamérica hay algo más que arte sobre las dictaduras. Hay una gran variedad de propuestas artísticas.

Lo que se pudo ver en Montehermoso y que estuvo comisariado por usted fue una selección de trabajos de videoarte sobre el sexo, también con cierto toque de humor.

Para mí la selección tenía varios ejes. El primero, repasar la trayectoria del videoarte en México desde los 70 hasta la actualidad. Segundo, que la selección tuviera esa carga de cierto sentido del humor para contrarrestara esa idea melodramática del arte latinoamericano de la que hemos hablado antes. En tercero, mostrar la variedad de enfoques que se pueden encontrar entre las artistas elegidas, puesto que son muy diferentes, habiendo creadoras que incluso cuestionan el feminismo. Y todo ello sin caer en lo panfletario y lo fácil.

¿Tiene que ser un poco frustrante elegir una única pieza de artistas, en algunos casos, de larga trayectoria y dejar a un lado otras obras?

Es horrible. En el texto que escribí para la exposición traté de hablar del contexto y de todo lo que había dejado fuera. Como organizadora, dentro del feminismo, toda mi vida e intentado incluir, esto de tener que escoger y excluir me ha resultado un poco terrible (risas). Lo ideal sería poder hacer más exposiciones de este tipo para dar una continuidad al trabajo. Espero que haya alguna voluntaria que tome el testigo y siga.

Comisaria y artista coinciden en su persona. ¿Se llevan bien?

Sí, al igual que nos llevamos bien mis facetas de investigadora, maestra, activista... Son muchos roles que he venido desempeñando desde un principio porque ha sido necesario, no existían otras que lo hicieran. Pero no tenemos ningún pleito entre todas esas personalidades.