¿Por qué página abre el periódico?
Yo empecé en un periódico, en la sección de cultura. Luego trabajé en una radio privada, en una radio pública, en una televisión pública, en dos televisiones privadas, he estado de socio en una productora y ahora hago cine, con lo cual me he divertido bastante. Me leo el periódico devotamente, página a página, y además leo muchos. En papel, en Internet y, cada vez más, en el iPad.
Mucho tiempo invertido...
Tengo en la mesilla el iPad y cuando me despierto hojeo los titulares. Al llegar a la oficina mi secretaria sabe que los primeros veinte minutos no se me puede molestar por ningún motivo. Es fundamental saber en qué mundo vives.
¿Y consume radio y televisión?
Radio a la mañana y un poco a la noche. Televisión suelo verla en prime time, pero no tanto como antes. Cine y literatura consumo mucho, no hay semana en que no vea un par de películas y lea una novela.
En presentadores e intérpretes televisivos es inevitable explotar la imagen, pero cada vez más periodistas cuentan también con su rostro como sello. ¿El periodista no debería "borrarse" para que la información sea objetiva y precisa?
De entrada no me parece mal siempre y cuando no se falsee la profesión. A mis alumnos siempre les digo lo mismo, en cualquier coyuntura por lo que se paga es por aquello que es escaso. Lo que es abundante acaba por tener poco valor.
Ley de oferta y demanda...
Absolutamente. En un mercado donde hay información en múltiples soportes, en la que puedes enterarte de todo en cualquier momento y en cualquier lado, la labor del periodista tiene que ser la que siempre han tenido las buenas enciclopedias, que seleccionan y elaboran aquello que es imprescindible. A partir de ahí, si estamos en un panorama de futbolistas estrella, de jueces estrella... ¿qué hay de malo en tener periodistas estrella?
Para usted que ha trabajado en muchas cadenas..., ¿los objetivos y presiones son similares o cada una posee su propia personalidad?
A mí me gusta cambiar. Me parece que, igual que la gente que ve las cosas que hacemos cambia, también los que las hacemos tenemos que cambiar. Si no, siempre contaríamos lo mismo. Al final somos contadores de historias, y es bueno que los narradores se muevan. En un mercado tan amplio, es fundamental que cada empresa tenga su marca. Y esa marca cada vez se ve más, no sólo en el producto, sino en la manera de gestionar y actuar. No hay que olvidar algo esencial, aquello que Graham Greene llamaba El factor humano. Las empresas no son sólo un logotipo, son las personas que forman parte de ellas.
En una imagen "a priori" de usted se le intuye mucho tiempo enclaustrado en su despacho, ¿echa de menos el "a pie de calle"?
Siempre hay cosas que echamos de menos. Los paraísos perfectos no existen. Yo estoy feliz y agradecido por mi enorme suerte. A todos los que estamos en esta profesión nos gustaría presidir una empresa que se dedica a hacer películas y miniseries, viajando mucho, estando en contacto con gente interesante. A partir de ahí, también recuerdo con nostalgia cuando hacía programas de radio. Me gusta escribir y me gustaría hacerlo más, porque últimamente sólo me piden sesudos análisis sobre el sector audiovisual. Este mundo no es perfecto, pero sinceramente no está tan mal.
¿Cuál era su sueño de estudiante?
Si cuando empecé como becario en radio -me pagaban 200 pesetas por hora de micrófono- me llegan a decir que iba a ser director general de dos cadenas de televisión privadas, directivo de la tele de mi tierra, director de radio y presidente de una compañía de cine, hubiera dicho que eso superaba, con mucho, mi sueño. Yo lo que intento es hacerme un sueño para cada etapa, y ahora tengo uno...
¿Cuál es?
Quiero hacer al menos una película, en los próximos años, que guste mucho, mucho, mucho, que llegue al corazón. No es un gran sueño.
Bueno, es un sueño importante.
Para alguien que tiene que hacer diez al año tengo posibilidades.
Tiene muchos proyectos...
Estrenamos el otro día en Vitoria La princesa de Éboli, y estamos trabajando con Gracia Querejeta y Calparsoro en otras miniseries. En cine acabamos de estrenar la de Woody Allen, hoy estrenamos Lope, la semana que viene Los ojos de Julia... Tres metros sobre el cielo creo que va a ser uno de los fenómenos del año, y en navidad estrenamos la de Borja Cobeaga, que como bilbaíno me hace ilusión. Estamos acabando de rodar la última de Fresnadillo, con Clive Owen, y hemos cerrado ayer mismo una película que rodaremos con Jessica Biel en Canadá.
¿Le dará tiempo a visitar Arratia?
Lamentablemente no. Llevo una vida loca. La semana que viene Festival de Venecia, luego Toronto, luego Sitges, después el American Film Market de Los Ángeles, habrá que darse una vuelta por los rodajes...
Y antes, toca entrevista en Vitoria, ¿cómo se siente en esa tesitura?
Sorprendido, porque honestamente no sé que tengo que decir. Y un poco preocupado, porque la entrevista me la va a hacer un gran amigo y sabe muchas cosas de mi vida.
Seguro que hay alguna encerrona...
Un periodista siempre tiene salidas.
Le puede atacar con las cosas que usted conoce de él...
No sé si los periodistas tenemos preguntas para todo. Respuestas sí. Un gran amigo mío dice que la clave del futuro pasa por saber hacerse las preguntas correctas.
"Lo escaso se paga". Y las buenas preguntas lo son...
La pregunta es ahora: "¿cuáles son los contenidos de la nueva era?".