Lo conocimos en Celda 211. Su papel de funcionario novato de prisiones le catapultó a la fama y le valió el reconocimiento de la?Academia de Cine Español al recibir el pasado mes de febrero el Goya al Mejor Actor Revelación. Alberto Ammann (Argentina, 1978) ha sobrellevado esta “sacudida importante” que ha supuesto pasar de ser un actor sólo conocido por su familia a ser el objetivo de las cámaras y micrófonos de los medios de comunicación: “Todo ha sido tan repentino..., pero lo llevo bastante bien. La fama no me ha hecho perder el motor que me llevó a estudiar Interpertación”.
Aún con el buen sabor de boca de Celda 211, Ammann afronta estasemana el estreno de su segunda película: Lope. Pese a ser anterior en el tiempo en cuanto al rodaje, Lope ha supuesto una nueva prueba para revalidar su capacidad interpretativa y callar aquellas voces que pudieran haberle tachado de fenómeno pasajero: “El cambio ha sido heavy, pero me ha dado mucho gusto. Lo he afrontado con mucha creatividad. De repente dices: ‘Menudo reto, menudo cambio:?de dar vida a uno al que la ley le mete un palo enorme, a otro lleno de amor y que lucha por sus aspiraciones”, reconoce. Explica que recibió el trabajo con reservas: “Al principio me costaba creérmelo. Me lo tuve que pensar, aunque es cierto que lo primero que uno dice es ‘sí’. Ahora creo que hice bien en pensármelo. El tema de no ser oriundo de aquí, español de pura cepa, también pesa”. Pero encontró el mejor acicate para abrir los brazos al Lope más jovial y desconocido: “Al final asumí que yo tenía algo para darle al personaje. Quería tirarme a la piscina y, así lo hice”, señala el protagonista argentino de Lope.
Viaje a la España de 1583
Ammann aportó su espíritu luchador, el mismo que le llevó a dedicarse al teatro y al cine:?“Yo sé de eso. Algo tengo de Lope, de uno que se empeña en luchar y luchar y que tiene una esperanza casi ciega en que todo va a ir bien.
Eso es, precisamente, uno de los motores del Lope de la película: un muchacho joven que llega de la guerra, sin saber muy bien qué hacer, pero que está ahí como muy ansioso y hambriento de encontrar algo, y entonces encuentra tres amores: el del teatro y el de dos mujeres”.
Quizá por ello ha conectado tan bien con el elenco de actores de la cinta de Andrucha Waddington. El rodaje, compartiendo escenas con Pilar López de Ayala, el veterano Juan Diego o Leonor Watling, ha sido “muy bello, muy sano, con mucha risa”. El buen ambiente ha reinado desde el principio: “He sido el novato del grupo, por eso he estado todo el tiempo con los ojos bien abiertos, buscando aprender lo máximo posible. Ha sido una experiencia muy útil”. Tanto que tiene muy presente a uno de sus compañeros, Juan Diego:?“He aprendido muchísimo de él. Es un actorazo.?Un gustazo verlo trabajar con ese arrojo. Te dan ganas de alimentarte de él”, destaca.
Al ser una historia ambientada en el siglo XVI, pocas referencias hay, más allá de la letra impresa o el arte:?“Es 1583-84, tienes que imaginarlo todo”. Pero Ammann sabía algo de este grande las letras:?“En Argentina también se estudia a Lope”.
Ahora su interpretación le ha llevado a conocer su lado más humano, del que poco o nada hablan los libros:?“Fue un prolífico escritor, pero también un amante bastante inquieto”, asegura Ammann, que adelanta algunos proyectos pendientes, entre ellos el rodaje con Jorge Dorado de El suelo oscuro, “posiblemente en febrero”, y otro más en Chile con Gerandi Guardia.