La Fundación Gala-Salvador Dalí acaba de adquirir para su museo una de las obras en las que el pintor muestra su faceta más voyeurista, se trata de Les fires de Figueres, un pequeño cuadro comprado a un coleccionista particular. La obra data de 1922, año en el que Dalí residía en la casa que su padre, notario de la ciudad, tenía en la plaza de la Palmera, en el centro de Figueres, cuyo balcón era una atalaya privilegiada sobre la vida social de la ciudad.