sE han traído muchas cosas de Sudamérica, pero no han tenido que declarar nada en la aduana. Son emociones, bienes intangibles con los que nadie piensa mercadear. Las Aerolíneas Paraíso volvieron a fletar sus escénicas ilusiones en el mes de julio, en una gira que llevó En el jardín, uno de sus espectáculos estrella, por una pequeña constelación de países del cono sur. Brasil, Chile, Uruguay y Argentina han subido el telón para Rosa A. García, la protagonista de esta pieza de teatro especialmente pensado para unos espectadores: los bebés.
La obra de la compañía alavesa comienza con copos de nieve. Y los pequeños, indefectiblemente, sea cual sea el país que acoja la butaca, señalan la suave nevada tratando de atrapar su incertidumbre. Metafórica, cerrando el ciclo, la nieve despedía a Rosa de vuelta a Vitoria. "En Argentina ha sido un invierno muy duro, mucho más frío de lo normal", recuerda, con esos baúles cargados de recuerdos recientes.
Baúles que viajaron mucho más ligeros de lo normal. Tres maletas en lugar de las tres grandes cajas habituales, ya que en la gira se contaba con la complicidad escenográfica de cada uno de los destinos, donde se construían decorados únicos. Sao Paulo abrió fuego, y la estancia carioca de una semana marcó ya el devenir, la actitud que iba a impulsar esta intensa gira. "En vez de hacer turismo, de usar el tiempo libre para conocer la ciudad nos plantamos y dijimos estamos aquí, ¿qué podemos hacer?".
Rosa y Charlotte Fallon, directora del espectáculo y miembro del Teatro de la Guimbarde -cocreador-, se arremangaron, afilaron el portuñol (portugués-español) y se zambulleron en una realidad escénica ávida de conocer nuevas formas de entender el teatro. "No tienen nuestro mismo desarrollo, pero en Sao Paulo había muchísima gente con ganas de hacer cosas", apunta Rosa.
Lo demostró su primera conferencia, que, pese a organizarse en apenas unas horas, reunió a medio centenar de profesionales de la vasta metrópoli, donde uno de los principales problemas es, precisamente, el desplazamiento. Como ejemplo, dos chicas de una compañía de fuera de Sao Paulo, que no se dejaron amedrentar por la distancia y "se hicieron seis horas de viaje para ver el espectáculo y cuando acabó lloraban de emoción... Y, claro, yo también acabé por llorar".
La maleta de recuerdos comenzó a llenarse en Brasil, donde también hubo un segundo de descanso para degustar una deliciosa caipirinha o para comprobar que "cuando hay partido de fútbol -Brasil-Holanda- se para todo, hasta Correos".
Información sobre grupos de teatro -muchos de ellos trabajan en el complicado entorno de las favelas-, diversos contactos y unas cuantas lágrimas de felicidad... Es parte de la valija que empacaron al coger el siguiente avión. "Muchos de estos grupos tienen una entrega, una forma de abordar el trabajo que a veces se nos pierde al profesionalizarnos demasiado", apunta Pilar López, directora de la compañía alavesa.
En Santiago de Chile, donde los altavoces se llaman parlantes, emergía una nueva realidad. Hasta cuatro distintas han marcado durante este periplo la brújula de En el jardín, curtido espectáculo que ha viajado desde su estreno (2005) por medio mundo -India, Finlandia, Rumanía, Alemania...- sumando más de seiscientas representaciones. A pesar de tratarse de una pieza para bebés, la edad de los niños aumentó en este segundo destino hasta la franja de 4 a 6 años. Y no importó demasiado, porque "no se movieron en todo el espectáculo".
Rosa recuerda de su estancia en Santiago "mucha gente metida en psicología, y mucha gente con ganas de luchar". En Sudamérica no existe el concepto de subvención, lo sustituye el mecenazgo o, sencillamente, el do it yourself. Por eso, cuando, hace unos años, algunos grupos chilenos fueron invitados al Festival de Zamora por Te-Veo (Asociación de Teatro para Niños y Jóvenes), decidieron emular el proyecto en su propia tierra. "Sintieron que había una energía tan especial que decidieron hacerla suya y hacer su propio Te-Veo en Chile", recuerda Pilar. Compartir el camino recorrido con quienes comienzan a hacerlo es una de las mayores satisfacciones para Teatro Paraíso, "y es interesante las redes que se han creado entre ellos mismo estos días, porque muchos no se conocían entre sí", valora Rosa.
En Montevideo, la actriz conoció a una colega de profesión... Con más profesiones. Psicóloga y profesora de alemán, daba rienda suelta a su pasión teatral en el único momento que le quedaba, por las noches. Le resultaba imposible ganarse la vida exclusivamente de las tablas. Imposible también dejar de subirse a ellas. En el jardín ofreció dos funciones en Uruguay. La primera, 90 personas. La segunda, 150. "Había tanta gente que nos dio pena acotar el aforo del teatro El Galpón", confiesa Rosa, embajadora durante unas semanas del sello de Paraíso. "No hace falta una música concreta ni personajes de Disney para comunicarse con los niños, y se les puede hablar de cualquier tema, hasta de la muerte, sólo hay que encontrar el camino", explica Pilar.
Última parada: Rosario. Dos funciones. Otro nuevo acento del castellano, muy parecido al uruguayo. "Me hacía gracia estar tan lejos y hablar en el mismo idioma", asegura Rosa. En el cuarto escenario, un centro cultural, ella y Charlotte encuentran el apoyo de un impecable técnico, de un equipo "muy respetuoso con las necesidades, que prefería llegar a menos espectadores pero cumplir las condiciones del espectáculo". Pilar matiza. "En Argentina el peso social del teatro, de la cultura, es muy importante".
Frío en la despedida. Mucho calor en la maleta de vuelta. "He sido una privilegiada", reconoce Rosa, que empezó la gira nada más acabar otra, reinyectándose a sí misma tras la oferta de la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional) a Teatro Paraíso. El esfuerzo ha merecido la pena. "¿Qué podemos hacer?", preguntaron Rosa y Charlotte en Sao Paulo, nada más llegar. Pero otra pregunta se ha colado siempre, en cada uno de sus destinos... "¿Qué hacéis vosotros?".
otro "vuelo" En su estancia argentina, Rosa y Charlotte recibieron la oferta de regresar, meses más tarde, y participar en el Festival de Córdoba. Pero la agenda otoñal ya está cerrada. Paraíso viajará a Irlanda -con la pieza Kri Kra Kro- y prepara ya su nueva obra, Vuela si puedes, para el próximo Festival Internacional de Teatro de Gasteiz.
Las tablas del Beñat Etxepare vuelven a ser el núcleo creativo. Desde hace un mes, Rosa, Tomás Fernández Alonso, Ramón Monje y Eriz Alberdi anidan junto a otro proyecto de sello belga, Les Ateliers de la Colline, en busca de un teatro diferente, de un teatro que les reta y les hace aprender. Comedia del arte y clown han sido algunos de los campos en los que Mathias Simons y Dino Corradini han guiado -a través de dos cursos- al cuarteto, porque esta obra partió de la formación, de un reciclaje escénico. "Es un trabajo superinteresante, sobre todo para el actor, porque uno no trabaja este tipo de obras normalmente; es un trabajo muy físico, y también muy mental, porque hay que estar muy despierto a todos los movimientos, a todas las coreografías", asegura Ramón Monje.
Un ciclón amenaza a una tribu de pájaros oceánicos, los Tourons, que para sobrevivir a la catástrofe escogen dejar atrás a los más débiles. Y los más débiles son, claro está, los cuatro intérpretes, cada uno con esa anomalía que le separa del grupo y le condena. "Lo interesante es que es una metáfora en la que hacemos de pájaros, pero realmente representamos a seres humanos arrinconados por su especie", reflexiona Tomás Fernández Alonso, que interpreta a un alado afectado por un vertido radiactivo.
Repleta de situaciones límite, la tragicomedia ha unido a estos dos grupos hermanos. "Después de conocerlos más hemos descubierto que Les Ateliers han seguido la misma trayectoria que Paraíso", explica Pilar López. Comienzos en un barrio de Lieja, talleres de investigación, interés por el trabajo con los más pequeños... Muchas coordenadas comunes que "seguramente hacen que esto sea el comienzo de muchas otras colaboraciones".
En el papel del pájaro exiliado, Eriz Alberdi aplaude esa posibilidad. "Empezar un espectáculo nuevo siempre es interesante, pero si tienes esta motivación extra es mucho mejor; para un actor esto es un chollo". Por ahora, ya hay un aforismo que nunca olvidarán. Nos lo pía el pájaro extranjero, que interpreta Rosa: "Una cosa después de la otra". Mathias no deja de repetir este santo y seña en los ensayos.
Entre tanto plumaje, Pilar caza al vuelo una paradoja. "Todo este proyecto empezó a gestarse en la semana en que no se podía volar, por las cenizas volcánicas de Islandia". Y es que Paraíso siempre bebe de la realidad, de la coyuntura, aún sin darse cuenta. Y no hay impedimento que pueda con esta aerolínea, siempre pendiente del teatro, de los teatreros y del espectador.