SETENTA y cinco años no son nada para Carlos Gardel, la voz del tango, cuyo recuerdo sigue vivo a pesar de los tres cuartos de siglo transcurridos desde su muerte, como demuestran los actos de homenaje organizados por sus admiradores en distintos países de América. Medellín, la ciudad colombiana donde encontró la muerte el 24 de junio de 1935; Montevideo y la también uruguaya Tacuarembó, donde según algunos estudiosos vino realmente al mundo y no en la francesa Toulouse, como dice la historia oficial, y por supuesto su Buenos Aires querido le rinden homenaje estos días.

En Medellín, el aniversario de la muerte del Zorzal Criollo se conmemora con tango, como le hubiera gustado a Gardel, que en el programa figura como el invitado especial. En Argentina, la mayoría de los actos se ha aplazado hasta julio, una vez concluya el Mundial de Fútbol, un deporte que compite con el tango en el ranking de pasiones de los argentinos. Se mantuvo ayer la tradicional ceremonia en el mausoleo de Gardel en el cementerio de Chacarita. En Uruguay, los gardelianos también tienen su programa de fiestas. La jornada conmemorativa en la capital uruguaya comenzó ayer con un homenaje ante el busto de Gardel que adorna la céntrica Plaza Medellín. Este año, sin embargo, no se celebró una tradicional misa en memoria del artista que desde hacía 30 años tenía lugar cada 24 de junio en la Iglesia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y San Agustín. La ceremonia, en la que se escuchaban grabaciones de los temas de Gardel y el cura introducía las letras de esas canciones en la homilía, se suspendió porque el sacerdote que la oficiaba se encuentra convaleciente de una operación. Sin embargo, donde más simbolismo han tenido los actos de homenaje a Gardel es en Tacuarembó, el epicentro de la vieja controversia entre Uruguay y Argentina sobre el lugar de nacimiento del cantante. Por la noche el Club Tacuarembó albergó un concurso para cantantes de tango.

El 24 de junio de 1935, el avión que conducía a Gardel desde Medellín a Cali chocó en su despegue con otro aparato estacionado a un costado de la pista, lo que causó una explosión que mató a 12 de los 15 ocupantes de ambas aeronaves. La tragedia, presenciada por miles de personas que habían ido al aeropuerto para aclamar a Gardel, truncó una gira iniciada en Puerto Rico y Venezuela y que seguía en Panamá, Cuba y México. Hubo quienes conjeturaron que Ernesto Samper, el piloto, estaba furioso tras una discusión con el artista, a quien acusaba de robarle la novia. También hubo quienes dijeron que la tragedia fue consecuencia de una guerra entre las dos compañías que se disputaban el incipiente mercado aeronáutico colombiano. El informe oficial sostuvo que el accidente se debió a desniveles en la pista y a un viento transversal que impidieron a Samper evitar el choque.