madrid. El escritor Péter Esterházy, además de ser el maestro de las letras húngaras, es un apasionado del fútbol, la actividad que "más alegrías" le ha dado, dice. Ahora ha unido esta pasión a la devoción que siente por su madre en su último libro, Sin arte, un texto donde se inventa "un mundo mejor" para ella.
"He intentado relacionar el tema del fútbol con mi madre. Porque nosotros éramos cuatro hermanos y, cuando yo tenía un año, nos deportaron de Budapest. Desde entonces vi a mi madre vivir la vida de esclavitud de las mujeres del este de Europa, y he querido liberarla de esa esclavitud", explica Esterházy (Budapest, 1950). Y es que Esterházy, que jugó al fútbol de niño y uno de cuyos hermanos perteneció a la selección de Hungría, después de reconstruir en Armonía Celestial, de 900 páginas, la historia de su familia, una de la más influyentes y poderosas de Centroeuropa, ha querido transitar por otro jardín para poder decir de otra manera las palabras "padre" y "madre". Así es que el escritor ha encontrado en esta "autobiografía mezclada con el universo de la fantasía", recalca, la nueva fórmula para sus nuevos libros, cargados como siempre de humor, intertextualidad, citas históricas, ficción o realidad, entre otras cosas.
El humor para Esterházy es una forma de ver el mundo. "Quien es capaz de ver el humor, tiene un plus", argumenta el escritor, para quien "el arte es luz", una luz "que proviene del mundo, esto es, del lector".