Vitoria. "Piedra que rueda no coge musgo". Jon Fernández, jefe de estudios de la Academia Municipal de Folklore, hace suyas las palabras de Axular. Porque las raíces, la tradición, el folklore que se enseña en el centro "no son algo que se tenga que conservar en un museo", y por eso su fiesta de fin de curso, que hoy se celebra en el Teatro Principal, tendrá sabor a pasado y a futuro.
Cerca de trescientos alumnos se encargarán de alimentar esta salsa, donde la música y el baile ejercerán de condimentos. En el apartado rítmico, dos grupos de txistularis, dos coros, un talde de percusión y varios conjuntos instrumentales -gaita, alboka, ullian pipe, trikitixa, txalaparta...- pondrán los acentos sobre una base rítmica de teclado, bajo eléctrico y batería. Las piezas, un total de 22, serán en su mayoría arreglos especialmente creados para la ocasión por Juan Manuel Sáez, con raíces catalanas, mexicanas, afroamericanas y, como no, vascas, entretejiendo partituras.
En el plano musical, siete coreografías de nueva creación. Gona gorria, Tamborrada, Betiko trikitixa, Irri dantzak, Iturri zaharretik..., Txistuka y Zuri beltz se subirán a los ritmos de vals, iauziak, arin arin, corrido, tango o blues "con guiños de danza contemporánea", apunta Jon Fernández, "porque el folklore ha llegado a nosotros a través de una evolución, y queremos enseñar lo nuestro pero que a la par los alumnos sean conscientes de que se puede evolucionar".
La Academia Municipal de Folklore mira, por tanto, al futuro, pero no olvida ni por un instante cuidar sus raíces. Cuidarlas y rendirles homenaje, como el que vivirán en la cita de hoy, a las 20.30 horas, tres dantzaris de la ciudad que clavaron sus pasos entre 1930 y 1950. La pieza, basada en una fotografía tomada en un aurresku de las fiestas de La Blanca de 1943, dirigirá su homenaje a Gregori Ormaetxea, Peli Romanategi y José María Beitia.
Muchos pequeños detalles para una velada con sabor a reunión familiar que, sin embargo, no tendrá una estructura de audición al uso. "Es un espectáculo íntegro, no una mera superposición de obras musicales, ya que cada número está interrelacionado con el anterior y con el siguiente", apunta Pedro Elosegi, director de la Academia Municipal, que en este su vigésimo año de trabajo no tirará la casa por la ventana, reservando sus fastos para las bodas de plata.
La cita, para la que se reservan aún unas pocas entradas en taquilla -dos horas antes-, tendrá un simbólico precio de 5 euros, y como de costumbre la recaudación irá a parar a una buena causa, en esta ocasión a Aefat (Asociación Española de Familiares de Enfermos de Ataxia Telangiectasia). Música y baile con un premio solidario. Música y baile para cerrar un año de trabajo. Música y baile por el mero deleite de música y baile.