Dieciocho años lleva Mikel Delika al frente de Vitrales Delika. Diez más dentro de una profesión de la que departe con pasión. Mikel además, ha colaborado en la rehabilitación de la Catedral de Santa María mediante un pormenorizado estudio de sus vitrales. Uno de los últimos artesanos del casco medieval.

Tiene usted una profesión que, desde la ignorancia, parece tener pocas salidas. ¿Cómo se decidió por ella?

Yo empecé elaborando vidrieras en serie, pero mi mujer es inglesa y en mis viajes a Inglaterra vi varios vitrales. Me fueron interesando y poco más tarde conocí a Peter Young, un maestro vidriero irlandés que me enseñó ciertas técnicas. A partir de ahí me he formado en muchos y muy diversos cursos. No existe una titulación.

Por contra, el Plan Director para la Catedral de Santa María que ha elaborado usted, junto con Fernando Cortés, implica un alto interés por los vitrales.

Así es. Además hay más de un proyecto a este respecto como musealizar ciertos vidrios, llevar a cabo algún congreso, conferencias o encuentros encaminados a divulgar la vidriera. Todo ello está encaminado a recuperar la importancia que tuvieron en su día estos elementos. Intentamos hacer cosas diferentes.

Porque en caso contrario su labor se reduce a la restauración, casi en exclusiva, ¿no es así?

Bueno, en realidad yo restauro los Faroles de la procesión, he realizado las vidrieras del techo de la Diputación -diseñado por José Luis Catón- ahora acabo de terminar los vitrales de la próxima iglesia de Salburua junto a José Julio Arregui. Y en cuanto a la propia restauración, creo que hay bastante patrimonio.

Hay bastante patrimonio, ¿en Euskadi?

Sobre todo de templos neogóticos y neoclásicos que empiezan a tener cien años y hay que retocar. A principios del siglo XX, finales del XIX, se dio un apogeo de la vidriera en Euskadi. No tienen la antigüedad que puedes encontrar, por ejemplo, en León, pero tienen ya un bagaje.