Vitoria. Nunca se ha viajado tanto como hoy en día. Nunca como ahora el viaje -a cualquier parte del mundo- es una realidad accesible para una cartera occidental más o menos acomodada. Con buen olfato analítico, Ander Elorza ha colocado su mirada en esta nueva realidad, en esta revolución generacional, tratando de extraer la esencia de este fenómeno reciente desde el lenguaje del documental. Estralurtar lurraldea es el resultado de tres años de trabajo, que hoy se vuelcan desde el proyector en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, a partir de las 19.30 horas.
"Estos viajes son cosas que hace diez años no se podían hacer", recuerda el realizador, que ha recogido su materia prima audiovisual durante los 2007 y 2008, en sendos viajes a Australia y Japón. Gasteiz cierra el triángulo de entrevistas a viajeros, a mochileros, a estos nuevos Homeros que cuestionan en sus equipajes, en sus actitudes, en sus miradas, el épico concepto de viaje.
"Crítico y constructivo", el trabajo -que se proyecta en euskera, con subtítulos en castellano- "habla fundamentalmente de las vicisitudes que plantea un viaje, cuando uno decide dejar la tranquilidad de su lugar de origen", explica Elorza, que en el nuevo paisaje de turismo generalizado trata de acercarse al corazón del nómada efímero y planificador para "reflexionar sobre esta nueva migración, sobre lo que el viajero siente cuando viaja".
El tópico afirma que el viaje cambia, enriquece, abre los ojos. Pero, a menudo, cuando un viajero moderno regresa con su historia de paquete turístico, de quince días en..., de recorrido mil y una veces pisado, la sensación que destila desmonta estas utopías. "Atribuirle esas propiedades al viaje estándar probablemente sea un poco osado", opina Ander Elorza, "porque, cuando llegas a otro lugar, ¿ves verdaderamente otro mundo?".
Para nada en la línea de un Callejeros viajeros -aunque no tiene nada en contra de estos formatos-, Estralurtar lurraldea bebe más de la tradición documental francesa o, incluso, del movimiento Dogma, planteando una suerte de diario de viajes donde el propio realizador, una voz en off y diversas entrevistas entretejen el billete a la pantalla, que hoy se reparte, gratuito, en la biblioteca de La Florida.
Para reflexionar sobre una época, sobre una coyuntura en que resulta más económico que nunca viajar hasta la otra punta del globo, Elorza -anótese la ironía- se ha recluido "como un anacoreta, escribiendo y montando" esta pieza, que apunta también un tono poético en su búsqueda de sensaciones. Todo partió del proyecto Munduarimundo, un periplo por varios países que pudo seguirse por Internet, y del que el realizador ha extraído estas dos islas -Australia y Japón-, planteadas en la cinta como dos planetas en donde ameriza su mirada en busca de respuestas.
El camino -hasta la pantalla- acaba esta tarde. "Por una parte es un alivio, por otra una gran responsabilidad", reconoce Elorza, que necesita ya de un poco de feedback, que quiere buscar ya las reacciones a esta historia, que se proyectará, gracias a la financiación del departamento de Cultura foral, a través de las cuadrillas alavesas.
Estralurtar lurraldea comienza ahora su propio viaje, un periplo que se subirá a todos los festivales que pueda, que buscará la proyección televisiva, transmitiendo en todas las pantallas que le abran la puerta su particular paleta sobre el concepto de viaje. Entre el viajero y el nativo, entre el viaje y lo cotidiano, los 78 minutos del documental plantean un acercamiento a esta nueva dinámica vital. Lejos quedan aquellos tiempos en que los veranos se pasaban en el pueblo, en el que todo el mundo se desplazaba en las mismas fechas. Pero, ¿existe un poso real en esas escapadas a otros mundos? ¿Aprovecha el viajero todos los sabores, emociones y secretos de un lugar en sólo unos días? ¿Se busca a sí mismo o se encuentra nada más volver? El viaje ha cambiado, pero siempre comienza igual. Con el primer paso.