madrid. El estadounidense Chuck Palahniuk, autor de la exitosa El club de la lucha, llevada al cine por David Fincher, está en Madrid para firmar hoy en la Feria del Libro su última novela en castellano, Snuff, una sátira sobre el mundo del porno que le sirve para atizar a la sociedad de hoy y a sus contradicciones. "Creo que la mayor parte de la gente se muestra en una situación de crisis y en tensión y, por tanto, la mayoría de mis libros tratan de personas que utilizan algunas medidas poco auténticas y que, por ejemplo, mienten para que los otros les quieran o les amen", explica a Efe este escritor de culto.

Y es que Palahniuk (Oregón, 1946) en Snuff analiza los instintos más básicos de la condición humana ambientando su historia en una habitación repleta de hombres en la que Cassie Wright, una reina del porno, quiere batir un récord mundial para pasar a la posteridad: "echar 600 polvos". Todo ello narrado, de forma cruzada, a través de tres de los hombres que participan en el rodaje de esta megaorgía o gang bang.

Una historia sórdida, con muerte incluida, repleta de sátira y humor negro y cargada de desolación, porque Palahniuk, que para muchos jóvenes es todo un símbolo y un gurú contracultural de la generación X, lo que es, en realidad, es un romántico que busca dar cobijo a las personas que de una manera u otra han sufrido la marginación de la sociedad.

Así fue en El club de la lucha, y en títulos como Nana (también será llevada al cine), Error humano, Fantasmas o Rant. "Más que un escritor posmoderno, me considero un romántico posmoderno. Son posmodernos David Foster Wallace, Jonathan Lethem o Danielewski, porque hacen un trabajo más experimental", apunta el autor. Ha escogido el mundo del porno "porque la idea de escribir un libro romántico en el contexto de una cultura totalmente baja genera una energía y una paradoja muy importantes". Además, quería mostrar "cómo los estadounidenses tienen una tendencia espiritual para convertir las cosas más placenteras en una ocupación y en una competición. Las actividades que deberían producirles placer se convierten en cosas inconmesurables, en olimpiadas", precisa.