Vitoria. El verano se ha colado en la imaginación de Toti Martínez de Lezea. En su cuarta entrega, su personaje infantil más conocido se sumerge en la diversión estival convirtiendo Nur eta etxe sorgindua (Nur y la casa embrujada) en una lectura ideal para las fechas entrantes. La editorial Erein publica este nuevo trabajo de la escritora gasteiztarra, que una vez más cuenta con el trabajo de Juan Carlos Landa en la faceta ilustradora.

En su cuarta visita a las páginas, la pequeña Lur, acabado el curso, vuelve a Larrabetzu, hogar también de la prolífica autora alavesa. Su retorno coincide con la mágica noche de San Juan, convocando en el imaginario de la pequeña al místico y purificador brillo de la hoguera, un universo poblado de brujas y sueños. Con la intención de disfrazarse, Nur y su pandilla de amigos se internan en el sótano de su amama, y es entonces cuando alguien nombra la casa embrujada.

Las aventuras vuelven a colarse en el clásico verano de piscina y bicicleta de Nur. Tras convivir con un gnomo irlandés, sumergirse en una selva misteriosa y hacer escala en China, esta creación de Toti Martínez de Lezea afronta en esta cuarta entrega un nuevo e inesperado capítulo lleno de sorpresas.

Inspirada en su propia nieta, Nur habita un territorio donde la anécdota y la fantasía entretejen el relato de pequeñas historias donde los niños se sienten protagonistas. El trabajo de Landa, que ya coincidió con Martínez de Lezea en Leyendas de Euskal Herria y Brujas, realza un trabajo ideal para niños que empiezan a leer solos, ambientado en su propio caserío de Larrabetzu.

Ni cuento ni libro ilustrado. Lo que pretende la autora alavesa con esta creciente saga es crear una colección de pequeñas novelas, con historias sencillas que enganchen a los niños en ese primer peldaño de la lectura. De la realidad a la ficción. Y vuelta a empezar.