Vitoria. El pasado 21 de enero arrancó la quinta edición del ciclo de Grandes Conciertos. El telón se subió de la mano de Krystian Zimerman y desde entonces el certamen ha permanecido en silencio, esperando su segunda y más llamativa cita. Desde el principio se sabía que, a pesar de su extensa gira por el Estado incluyendo escenarios cercanos a la capital alavesa, la mera presencia de Cecilia Bartoli iba a generar mucha expectación. Y así fue porque en sólo unas horas se agotaron todas las entradas disponibles para disfrutar de la mezzosoprano hoy sobre el escenario del Principal.

Eso sí, como ya adelantó este periódico el pasado sábado, la Red Municipal de Teatros sacará medio centenar de butacas más a la venta esta misma tarde. En concreto, a las 18.30 horas, dos horas antes de la actuación, las taquillas de la calle San Prudencio recibirán a los últimos afortunados.

Es más, los amantes de la música clásica deben estar atentos para las otras dos actuaciones del ciclo de Grandes Conciertos. La próxima parada será este mismo sábado con la English Chamber Orchestra y sólo quedan unos 170 espacios disponibles. Más solicitado está incluso el recital de Maria Joao Pires el 28 de mayo puesto que nada más que 62 butacas esperan a los últimos rezagados.

Pero todo eso ya llegará. De momento, Gasteiz recibe hoy a la que durante mucho tiempo ha estado considerada como la mejor mezzosoprano del mundo. La cantante ya ha pasado por Bi lbao, Pamplona y Donostia y fue en esta ciudad donde habló con la prensa tanto de sus actuales conciertos como de su último y exitoso disco, Sacrificium (Decca, 2009).

"Señora Bartoli, ¿su diafragma es normal?", inquirió un periodista y admirador en la rueda de prensa que ofreció en la capital guipuzcoana. La intérprete italiana prorrumpió en una alegre y prolongada carcajada y al cabo de varios segundos pudo responder: "Es el diafragma de una cantante que practica".

disco y dvd La diva presenta en su actual gira su nuevo trabajo, grabado en el centro cultural Miguel Delibes de Valladolid y que ha vendido más de 340.000 copias en todo el mundo. Ahora acaba de salir a la venta un DVD del mismo título y que incluye actuaciones de la cantante en un lujoso palacio barroco de Caserta, ubicado en Nápoles, la cuna de los castrati.

Y es que su último proyecto está centrado e inspirado por aquellos insólitos cantantes de voz clara y aguda que alcanzaban registros imposibles porque fueron castrados de niños. Bartoli, que en el álbum canta composiciones barrocas que autores como Porpora, Vinci y Caldara escribieron para este tipo de cantores, recordó que en la Italia del siglo XVIII eran castrados cada año entre 3.000 y 4.000 infantes.

Era la macabra y arriesgada baza que jugaban algunas familias para salir de la pobreza, pues los castrati tenían un tremendo éxito. "Eran como los cantantes pop de la época", señaló.

Tras el "horrible sacrificio" que suponía perder los testículos, muy pocos conseguían triunfar como hicieron Farinelli o Caffarelli. Casi todos se veían abocados a vivir en la marginalidad, a cantar en coros de iglesia o a practicar la prostitución. La italiana dice ser la primera en haber estudiado -y cantado- el tema como "un hecho histórico cruel" y como "una realidad que fue horrible". Por ello, no creyó oportuno aparecer en la portada del disco con pose glamourosa y salió convertida en una estatua con el sexo amputado.

Bartoli se animó a interpretar este repertorio porque a veces, cuando los castrati caían enfermos, eran las mujeres quienes les sustituían en el escenario. Se mostró feliz por haber salido airosa del "reto" y atribuyó el éxito a la "fuerza" de la música de los castrati, que "va directa al corazón". "Si llegaba al público del siglo XVIII, ¿por qué no va a llegar a la gente de hoy en día?", se preguntó. "Como seres humanos, necesitamos emociones, y esta música habla de ello, del amor, el odio y la tragedia".

En lo referente a su prodigiosa tesitura, aseguró que "la voz es un instrumento maravilloso" que necesita "práctica y expresividad". "No es sólo una cuestión gimnástica, pues es importante transmitir emociones. Un intérprete debe estar al servicio de la música y también de la magia de la historia", zanjó.