barcelona. La filóloga María Hernández ha rescatado en una edición parte de la poesía moral, erótica, satírica y política de Francisco de Quevedo, hasta ahora inédita, después de un "riguroso análisis" de los textos atribuidos al poeta del Siglo de Oro en el llamado manuscrito de Évora.
Publicada por el sello barcelonés Libros del Silencio, Poesía inédita, cuenta además con un prólogo del catedrático palentino Pablo Jauralde Pou, catedrático de Literatura Española del Siglo de Oro en la Universidad Autónoma de Madrid y autor de la biografía más exhaustiva y rigurosa de Quevedo (1999). Hernández ha señalado que "es fácil que salgan inéditos de autores del siglo XVII, y en este período Portugal es una mina, porque perteneció a la Corona española entre 1580 y 1640". La especialista se centró en las composiciones atribuidas al genio español en el códice CXIV/1-3 de la Biblioteca Pública de Évora, que, recuerda Hernández, "ya analizó Eugenio Asensio a propósito del teatro breve de Quevedo en su Itinerario del entremés (1965)".
Tras un primer viaje a Portugal para concluir su tesis doctoral, María Hernández volvió a la Biblioteca de Évora "con la intención de hacer ejercicios de transcripción paleográfica por placer", pero cuando volvió a su casa se dio cuenta de que lo que había transcrito en más de 200 páginas no estaba en la edición de las Obras Completas de Quevedo hecha por José Manuel Blecua. De este modo, Hernández entró de lleno en el tema de las atribuciones, un debate sin fin en la obra de Quevedo, "a quien se atribuyó mucha poesía política, erótica y pasquines, sobre todo, durante el período en el que estuvo en prisión". En opinión de Hernández, el autor de El Buscón fue utilizado como "cabeza de turco" al que colgaron poemas de crítica política.
El escrutinio que realizó la investigadora permitió asimismo descartar aquellos poemas atribuidos por testimonios a otros autores del momento como Góngora. Cuando un estudio minucioso eliminó los poemas fáciles y que claramente no son de Quevedo, quedaron versos que denotan "un dominio del lenguaje inigualable". Entre esos versos Hernández destaca el soneto A la Pobreza, que en su primera estrofa dice: "Hambrienta, rota, inquieta, disgustada,/pálida, débil, triste y congojosa,/cortés, humilde, inútil, ingeniosa,/baja, ruin, civil, ocasionada". Para sostener las atribuciones, "siempre discutibles", reconoce, Hernández ha tratado de encontrar entre los versos que presenta en Poesía inédita "concordancias en el vocabulario, imágenes y sintaxis con el resto de la obra poética quevediana". Aunque Blecua conocía este manuscrito, Hernández cree que no se llegó a adentrar en él, porque "en aquel momento estaba en pleno trabajo de las Obras Completas, que, teniendo en cuenta que era un investigador solo, era un trabajo ingente".