madrid. Con su primer y homónimo disco de estudio, Harper Simon no sólo demuestra un talento que había escondido con celo hasta cumplidos los 37 años, sino que en sus composiciones desprende el aroma de un legado inconfundible, el de su conocido progenitor, Paul Simon.
"Hay una cierta parte de él en mí, ya sea porque esta codificado en mi ADN o porque crecí escuchándole tocar. Tenemos una sensibilidad y una voz parecidas, así que el sonido es similar en algunas ocasiones, pero somos personas diferentes", explica Harper Simon en una entrevista.
Vástago de uno de los más grandes músicos norteamericanos, Harper Simon se define como "un cantautor" con reminiscencias de "los años 60 y 70", los que marcaron su juventud. "Hago canciones de rock con letras muy honestas", apostilla.
"Creo que la sinceridad es muy importante. Este es un disco en solitario y lleva mi nombre como título, no tengo un grupo que me dé más protección; aquí no hay concepto ni ironía, sólo yo", asevera el artista nacido en Nueva York.
Para su autoproducido debut discográfico, Simon quería rendir homenaje a "los álbumes de los 60 y los 70, cuando el concepto artístico estaba en su momento de gloria y todo el mundo intentaba hacer discos que se convirtieran en clásicos".
La ejecución de ese tributo no habría resultado posible sin la maestría de Bob Johnston, afamado productor en cuya hoja de servicios figuran los nombres de Bob Dylan, Leonard Cohen o Johnny Cash.
"Le dije a Bob que quería hacer un disco con grandes músicos de los años 60 que siguieran en activo, así que me presentó a gente como Charlie McCoy o Mike Leech, músicos a los que conocía de haber leído sus nombres en los libretos de los discos cuando era adolescente", recuerda.
Los guitarristas Lloyd Green y Al Perkins, el batería Gene Chrisman o el pianista Hargus Robbins se sumaron a esa pléyade de míticos instrumentistas que, reunidos en Nashville bajo el mando de Simon, compusieron cuatro piezas y definieron el espíritu del álbum".
Con la idea de hacer "algo fresco y moderno", Simon puso rumbo a Los Ángeles, donde tiene fijada su residencia, y solicitó la colaboración de "un grupo de artistas más jóvenes y cercanos" a su generación, como Inara George, Adam Green, Mark Ribo, Steve Nieve o Sean Lennon.
"Mi intención siempre fue la de mezclar a esos fantásticos músicos de los sesenta con otros más próximos a mi edad, porque nunca se había hecho antes", expone el responsable de Harper Simon, que tampoco desperdició la oportunidad de colaborar con su progenitor.
"Yo tenía un tema que iba a ser instrumental, pero él escribió unas letras y al final las acabamos utilizando", comenta Simon en referencia a Wishes and stars, una de las diez composiciones que integran este disco en el que también destacan Tennessee, The shine o Berkeley girl.
Y mientras anuncia que ya trabaja en un segundo álbum, Harper Simon proclama que le "encantaría" actuar en el barcelonés festival Primavera Sound. "Tiene un cartel alucinante del que me gustaría formar parte; puedes ponerlo, ¡quiero tocar en el Primavera!".