madrid. Gerard Butler estudió Derecho y es actor, pero podría haber sido lo que parece: guardabosques. Su cuerpo fornido, su tupida barba y sus ojos azules, no obstante, servirán también para recitar a Shakespeare dirigido por Ralph Fiennes en Coriolanus o, ahora, darse a la comedia romántica en Exposados.

"Si no fuera actor, el mejor trabajo del mundo para mí implicaría estar en contacto con la naturaleza. Guardabosques, supongo. Ahora mismo estoy siempre rodeado de gente y eso me encanta. Pero también me encanta estar en medio de la nada. Imagino que me iría a una isla lejana, ¿suena muy deprimente?", dice el actor escocés.

De momento, asentado en el cine como una estrella con cada vez más fulgor, asume un personaje cómico en Exposados, que considera en cambio que el mejor trabajo del mundo es el que desempeña: capturar a su ex-esposa para meterla entre rejas. Dirigido por Andy Tennant, autor de Como locos a por el oro, y compartiendo cartel -y según los rumores, algo más- con Jennifer Aniston, Butler se pone a la altura de expertos en el género y estrena esta cinta el 9 de abril en España.

Los músculos de Leónidas en 300 o la voz profunda de El fantasma de la ópera también tienen, entonces, una vis cómica lo suficientemente atractiva como para que la película recupere su presupuesto en sólo diez días de exhibición en Estados Unidos.

"Yo siempre he tenido sentido del humor, así que tenía que canalizarlo hacia algo más que 300", bromea. Y después del éxito de La cruda realidad, al lado de Katherine Heigl, con Exposados reafirma su versatilidad.

"No quiero encasillarme", reconoce, al tiempo que disfruta por haber "tenido que volver hacia los chicos malos que me impulsaron a ser actor: Spencer Tracy, Cary Grant o incluso Steve McQueen". Pero los elementos clásicos conviven en Exposados con "las comedias de acción de los 80 como Huida a medianoche con Robert De Niro, o Tras el corazón verde con Michael Douglas y Kathleen Turner, en las que todo gira en torno a dos personas que no se pueden soportar", explica.

Como demuestran sus precedentes, del amor al odio hay un paso e incluso tras el paso legal de un divorcio puede quedar una puerta abierta a la reconciliación. Este tira y afloja le da a Butler la oportunidad de asumir unas cuantas escenas de acción, enseñar pectorales y desplegar el extraño atractivo de la torpeza emocional. "Nunca he estado casado y nunca me he divorciado, pero supongo que divorciarse es como tener un grano en el culo para ambas partes. Las mujeres se supone que son seres más emocionales, pero ellos acaban perdiendo un montón de dinero y no pueden ver a los niños. Pero bueno, ahora la gente lo hace continuamente", ironiza.

futuros proyectos Gerard Butler es consciente de que su carrera hasta ahora ha sido más lúdica que intensa, pero esto puede cambiar a la vista de sus próximos proyectos.

"Voy a realizar el que considero mi primer papel realmente comprometido y serio. Hay un momento en el que ya has desarrollado tu criterio y puedes pararte para decir: ¡esto es genial!" cuenta el actor, refiriéndose al personaje de Tullus Aufidius y a la película Coriolanus, el debut en la dirección del prestigioso actor Ralph Fiennes, al que se enfrentará además cara a cara en la pantalla.

Como en 300 volverá a una batalla, pero esta vez "en una época indeterminada, aunque moderna" en la que las dinámicas militares escritas en la tragedia original por William Shakespeare entre los romanos y los volscos tendrán un tratamiento más acorde con las guerras de hoy en día.

Pero la gravedad no queda sólo en Shakespeare: otro de los proyectos que destaca es Machine Gun Preacher. "Es la historia basada en hechos reales de un traficante de droga que se convierte en predicador, va a África y construye un orfanato que tendrá que defender comprando armas", adelanta.