Dieciséis años de festival electrocústico. Los conceptos de "contemporáneo" y de "vanguardia", por definición, también han cambiado a lo largo de todo este tiempo. ¿Principalmente en qué diría que se han transformado más?
Sobre todo en el paso del mundo analógico al mundo digital. Por elegir un elemento básico en la tecnología musical, un ejemplo, en el paso del sintetizador analógico al ordenador como elemento fundamental en la grabación, en el procesamiento y en la reproducción del sonido. Hoy en día tenemos un fácil acceso a esta herramienta para hacer música. Otra cosa es que luego las ideas surjan.
Esto es como el 3D o cualquier otro avance, si luego no hay idea, una historia que los arrope...
Por mucha tecnología que haya, lo fundamental al final es que el compositor tenga claro qué es lo que quiere hacer. El ordenador ayuda a hacer cosas, y también provoca una manera de pensar y de actuar ante el sonido. Es un camino de ida y vuelta.
Los demás instrumentos ya tienen una historia, una manera de ser entendidos y utilizados por quienes los interpretan, pero el ordenador podría decirse que aún se está descubriendo...
Ya lleva bastantes años, pero es diferente el darle un carácter musical... Sobre todo, ahora, se está desarrollando mucho todo el tema de la electrónica en directo, para darle un carácter más vivo a todo el universo de la tecnología. Se intenta que el que toca música desde el ordenador se comporte como un instrumentista más.
De lejos, al espectador puede darle la sensación de que el que interpreta al ordenador trabaja en diferido, de que, simplemente, la música se vuelca...
Este año en el festival Sinkro hay varios conciertos de Live&Electronics, de electrónica en vivo. El ordenador como un instrumento más que va a responder dependiendo de la interpretación del músico en directo, sensible a los distintos parámetros de la música, a la intensidad, al timbre, al color del sonido, a la articulación. Todo ello controlado por un asistente, que es un músico que está manejando el instrumento.
¿Qué papel juega la improvisación en el mundo electroacústico?
Toda la música tiene algo de incierto. En este caso, esta música da pie a ampliar el campo de la improvisación. Es otro terreno que se puede explorar, y que se está explorando en este momento por músicos electroacústicos...
Ahí, entonces tiene un cierto parentesco con otro género, con el jazz...
Sí, sí, sí. Desde luego. Por ejemplo, en el último concierto del festival, el de Fleur Inverse, hay una mezcla de música antigua, electroacústica, jazz e improvisación. Una mixtura de estilos.
¿Y qué más tenemos por esta edición del festival?
El primer concierto es de Arístides Llaneza, un compositor mexicano, residente en Belfast, que está especializado en las nuevas tecnologías. Le traemos para hacer un taller de composición con jóvenes músicos y aprovechamos además su presencia para estrenar una obra suya, para cuarteto instrumental y electrónica, que se interpretará en los Martes Musicales, en un concierto junto a obras de compositores como Marta Lozano, Rubén Cid, Yan Maresz y Alejandro Viñao.
¿Más propuestas de esta edición?
El jueves vendrá Quatuor Multilatérale de París, un cuarteto de cuerda con electrónica en directo que acercará obras de compositores argentinos. Vienen con un asistente del IRCAM, del centro de investigación de referencia, que también está en París. Después, Grégoire Lorieux plasmará el viernes su labor pedagógica, que desarrollará con instrumentos solistas. Será como una clase, pero en directo. Se experimentará el diálogo con las nuevas tecnologías del intérprete, porque también se tienen que acostumbrar los chavales a trabajar con un técnico de sonido. ¡Igual tienen que darle a un pedal como los rockeros!
Se trata, de alguna manera, de naturalizar esa relación, de demostrar que se puede dar en vivo...
En eso el mundo del rock, la gente que trabaja en el mundo del rock, lleva un poco la batuta, porque está más habituada en las tecnologías. También, incluso, en los estudios de grabación.
¿Y el último concierto del ciclo?
El último, de Fleur Inverse, es música medieval, improvisación y electrónica en directo. Hay muchos procedimientos de la música antigua que han tomado mucha importancia en el siglo XX. Es un arco que se da en la música (dibuja el arco en el aire, cerrando el ciclo).
¿Por qué?
Igual la música antigua... La Edad Media no es tan oscura como la querían pintar (risas). Era una época interesante.
Puede que ahora estemos viviendo una especie de Edad Media también; desde luego la música está en medio de algo...
Es un momento de transición. La pena es que con la crisis no se sabe si algo va a cambiar. Que uno de los parámetros que se barajan para salir de la crisis sea que la gente compre coches... Es volver a lo mismo. El mundo de la música ha cambiado mucho. El ordenador, Internet, las descargas...
¿El hecho de que sea más cercano, de que la música esté más al alcance de la mano, redunda también en que ahora haya más interés en la música más "vanguardista"?
Si el ordenador sirve solamente para descargarte músicas y tener un mega archivo musical... Yo creo que el interés por la música es poder palparla. Palpar un libro, palpar un disco, eso se está perdiendo. Pero no hay que cerrar puertas. El simple hecho de que un alumno del conservatorio, hoy en día, pueda acceder a todas las músicas, a cualquier tipo de música de la que haya tenido una referencia teórica... Como alumno, tú puedes escuchar vía Internet cualquier tipo de música, al instante. Pero aquí surge otro problema. ¿Están realmente todas las músicas del mundo representadas en la red? Porque la red también crea guettos tecnológicos. Sí que propicia el poder escuchar más música, pero es un arma de doble filo. Lo que está claro es que el mercado musical ya no es lo que era, ni lo va a ser nunca.
¿Cuántos alumnos hay en el Laboratorio de Electroacústica?
En este momento hay trabajando diez alumnos.
¿Siempre ha sido este número?
Más o menos, lo que pasa es que ahora, más que a la producción musical de composiciones, sobre todo se dedica a la formación. Los alumnos que pasan por aquí luego tienen que hacer los estudios superiores, que son cuatro años más en Musikene (Donostia), donde hay otro laboratorio. Se han canalizado más hacia una posición de pedagogía y difusión musical.
¿Estos alumnos tienen una forma diferente de entender la música a la del resto de estudiantes?
Yo creo que el músico que está en contacto con las nuevas tecnologías cambia la manera de ver la música. En el compositor es evidente. El hecho de trabajar con nuevas tecnologías te permite imaginar o recrear ciertos paisajes instrumentales en los que no habías pensado antes. Poder disponer de estas herramientas te permite replantearte ciertas cosas, adquirir otra perspectiva.
Y el público, ¿cómo ha evolucionado en estos años de festival?
Pues bien. Al principio ya te puedes imaginar (risas). Hay un público muy variado y el hecho de que se celebre en el conservatorio es un acierto. El público joven tiene contacto con este tipo de música. Y la música está muy interrelacionada ahora con muchas disciplinas. Con el vídeo, con las instalaciones, con el tema multimedia, con la pintura... Hay muchas colaboraciones y favorecer ese contacto es fundamental, unir los distintos focos culturales de una ciudad, con Artes y Oficios y otros centros... Una cultura transversal. Que nuestros estudiantes, que la gente joven esté en contacto entre sí para compartir inquietudes, para ver lo que hacen unos y otros.
Este año, el festival viene un poco más comprimido...
Mantenemos el presupuesto. Sí está más comprimido, en una semana.
Electro-acústico. Parecen dos conceptos opuestos, como un "unplugged" enchufado...
(Risas) Sí. Es electrónica más instrumentos acústicos. Es un término que se acuñó en los años 50, porque anteriormente se denominaban música electrónica y música concreta, que es la música grabada con la que haces un montaje, lo que por entonces se hacía con cintas magnéticas. La música concreta surgió en los estudios de Radio Francia. Son sonidos grabados que luego procesas o trabajas.
Al final, esta conversación siempre acaba volviendo a Francia. ¿Es la cuna electroacústica?
Francia y Alemania son las dos. Pero hoy en día está muy diversificadas las fuentes.
Y ¿cómo observa el futuro? Primero para este territorio de la música...
En el campo musical, una de las claves está en Internet y otra está en la vuelta a lo que supone la experiencia en directo de la música. Los conciertos están teniendo más éxito que nunca, y en el caso de la música electroacústica esto es algo que nunca se ha perdido. El elemento espacial, la experiencia espacial del sonido, es la máxima que puede haber hoy en día. El fenómeno en directo de la música no se ha perdido. Esa experimentación.
¿Y el futuro del festival?
Sinkro es un festival único en nuestro entorno, una seña de identidad de la ciudad, ahora que hay tantos proyectos, y sobre todo un macroproyecto musical. La ciudad tiene un potencial musical lo suficientemente importante como para estar satisfecha de lo que se ha vivido y de lo que se va a vivir en el futuro. Y tenemos distintos valores musicales que hay cuidar y potenciar: distintos festivales, músicos, compositores..., todos ellos con proyección internacional.
Entonces, para el año que viene, en lugar de un gorila en el cartel promocional, pueden poner un chimpancé que "hable" del futuro...
Sí, sí (risas).