Vitoria. Miriam Isasi e Iker Serrano son los dos nombres propios de la nueva generación de artistas vascos. Se conocieron gracias a Inmersiones hace dos años y desde entonces mantienen una buena amistad. Además ahora comparten la responsabilidad de representar a sus compañeros de creación en la gira por distintas ciudades del Estado que ayer arrancó.

Eso sí, ambos justo coincidirán en Madrid un par de jornadas. ¿La razón? Que sus respectivas agendas están hasta arriba de trabajo y los proyectos llaman a la puerta.

Es el caso de la autora gasteiztarra. Dentro de nada va a seguir de viaje, pero esta vez para llegar hasta China, donde permanecerá tres meses gracias a una beca de la Universidad del País Vasco.

Allí acudirá para tomar el estudio que mantiene el artista vasco Judas Arrieta. La idea es poder desarrollar la tesis en la que Isasi está trabajando sobre el refugio temporal. "Lo que quiero es ver el cambio cultural que pueda existir entre Euskadi y aquella parte del mundo, cómo se crean esos refugios ocasionales en otro lugar, con otras perspectivas e ideas, con diferentes materiales", apuntó ayer justo antes de subirse a la furgoneta de Inmersiones y empezar camino.

Tampoco anda muy libre el autor de Pamplona, que también con la ayuda de la UPV está llevando a cabo una investigación sobre la relación entre los pintores de Euskal Herria y sus colegas del Estado, algo para lo que la gira impulsada por el Proyecto Amarika también le va a servir.

"Sí, soy pintor pero no sólo. Me parece interesante desarrollar de forma paralela esa doble vía de creador e investigador", comentó en un breve descanso dentro de la actividad que le tiene ocupado en el Campus de Leioa.

Eso sí, Serrano también está preparando diferentes exposiciones ya que son varias las citas que tiene de aquí a final de año. Una de ellas, por cierto, también vinculada con Gasteiz ya que en diciembre participará dentro del ciclo de presentaciones Next que organiza el centro cultural Montehermoso (propuesta expositiva done, por cierto, también estuvo hace poco Izaskun Álvarez Gainza, comisaria de la segunda edición de Inmersiones).

Ellos dos son un buen ejemplo no sólo ya de las nuevas generaciones del arte contemporáneo vasco, sino también de la relación tan estrecha que los creadores emergentes de Euskal Herria están forjando con la capital alavesa, que se está convirtiendo en un foco de atención más que importante para todos ellos, un punto de encuentro esencial.