madrid. El británico Daniel Harding, niño prodigio de l a música que comenzó a dirigir orquestas con sólo 19 años, vuelve de gira para llevar la batuta de la Mahler Chamber Orquestra. Ya cumplidos los 34 años, sigue siendo "alarmantemente" joven para este trabajo, aunque reconoce que pone el mismo "brío y pasión" que antes en todos sus conciertos.
Harding (Oxford, 1975) es el director de la Mahler, formada por músicos que sólo se juntan para hacer giras y trabajar con directores y solistas de gran prestigio y que mañana comenzará una gira con la "Heroica" de Beethoven y el concierto para violín de Brahms, que interpretará la alemana Isabelle Faust. Esta orquesta, actuará hoy en Oviedo y el día 10 en Bilbao, ciudades que aún no habían visitado, y los días 11 y 12 repetirá en Madrid y San Sebastián. El concierto de la capital vizcaína será, además, el escogido para ser grabado y editado en 2011.
El británico no es la primera vez que viene, y destaca lo "bien" que le acogen "siempre", y eso que, al final, no pudieron "materializarse" las "conversaciones" que tuvo con el Teatro Real para ser su director musical. "Una pena, pero creo que Gerard Mortier -el nuevo intendente, que no contará con un director musical fijo- será muy bueno para el Real y para Madrid", subraya educadamente.
Se puso al frente de la Filarmónica de Berlín a los 21, actuó en el Covent Garden a los 23, fue el primer director británico en La Scala... es decir, nadie, excepto el "estratosférico" Simon Rattle, ha tenido semejante carrera meteórica. "He tenido muchísima suerte de haber tenido mentores fantásticos, como Rattle o Abbado, y colegas excepcionales. He intentado aprender todo lo que he podido de ellos y continúo aprendiendo".
Ya es "un hombre" -"tengo dos hijos"-, pero no puede hacer "nada" cuando una y otra vez su nombre se vincula a la etiqueta de "niño prodigio" o alguien dice, "completamente equivocado", que dirige "excesivamente deprisa". "Lo importante es lo que está dentro de mí, mis sentimientos, cómo me siento yo y cómo me veo. Tengo una personalidad diferente de la que tenía hace diez años pero sigo teniendo el mismo brío, energía y pasión, aunque sea más paciente, más calmado", revela. Lo que sí reconoce es que aún es "alarmantemente" joven para ser director de orquesta, como alguno de sus detractores le describe, pero, bromea, ya está en una edad en la que no será "demasiado joven" nunca más.
Para esta gira ha vuelto a optar por Beethoven y Brahms porque, explica, son "inmensos" y las piezas elegidas, "magníficas concentraciones de talento y misterio en las que siempre hay algo que descubrir" y más aún si está acompañado de una solista como Isabelle Faust."Isabelle tiene una sensibilidad y una inteligencia musical tan increíble, tan refinada pasión, elegancia y control que es, simplemente, la intérprete perfecta para esta pieza", piropea Harding.
No ahorra tampoco halagos para la Mahler, una de las orquestas "más intensas" que conoce, "formada por músicos brillantes, concentrados desde el primer minuto en la música. Es el trabajo más perfecto que conozco, un sueño".
Faust (1972, Esslingen) se declara también "fascinada" por la Mahler, con la que debuta, pero con quien echa el resto es con Harding. "Es un talento extraordinario, muy inteligente y energético". La violinista, que, con los 16 discos que ha editado desde 1996 e tiene el récord de grabaciones entre los músicos jóvenes, explica que el concierto de Brahms, un compositor "profundo y melancólico", es "un círculo misterioso y alucinante, una gran pieza muy difícil de tocar, pero hechizará al auditorio".