Todavía quedan unos cuantos detalles. Son dos plantas, casi 300 metros cuadrados en pleno Casco Viejo y las cosas no se hacen de un día para otro, aunque, si todo va bien, dentro de algo más de un mes su nueva casa estará terminada. Eso sí, ellos ya están trabajando allí. Creando pero también formando a aquellos que en breve pasarán a formar parte de la plantilla. Entre unos y otros ya son 24 almas moviéndose en este bajo de la calle Correría. Su intención es llegar hasta 50. "En Madrid una productora se empieza a considerar importante cuando tiene a algo más de diez empleados, así que imagina la dimensión de lo que aquí estamos haciendo". Los que hablan son Enrique García y Rubén Salazar, dos creadores infatigables que hace seis años creyeron que podían levantar desde Álava una firma de animación en 3D con capacidad de llegar lo más lejos posible. La aventura se bautizó como Silverspace y se ha convertido en una marca conocida y reconocida dentro y fuera del Estado.
La que están haciendo ahora es la tercera y, con fortuna, la última mudanza de su camino audiovisual. Un traslado motivado por la necesidad de contar con un espacio mayor donde ampliar el número de recursos técnicos y humanos para afrontar la larga lista de proyectos que tienen en cartera, pero también donde poder formar en condiciones a sus futuros diseñadores y creativos, una labor imprescindible puesto que encontrar lo que ellos necesitan en el mercado laboral es casi misión imposible. "A los que educamos nosotros son ahora profesores. Estamos viendo crecer a la segunda generación de trabajadores con el sello Silverspace", afirma García.
Labor no les falta. Están, por un lado, los trabajos por encargo tanto para anuncios como productos audiovisuales de distinta índole. Por otro, sus propios proyectos, el tronco fundamental de su actividad. Y entre unas cosas y otras no paran.
Pero también quieren adelantarse al futuro. Ellos ya vieron hace años que el cine en 3D iba a marcar el paso y a ello se pusieron desde el principio. Ahora quieren poner manos a la obra a su departamento de investigación para desarrollar un proyecto "muy ambicioso" de cine interactivo. ¿Y en qué consiste eso? "Nos encontraremos con películas que no son como las de ahora, una historia contada de principio a fin según ha decidido el director, sino que el espectador será el que en determinados momentos pueda aportar y decidir; será como aquellos libros que leíamos de pequeños en los que llegados a una página podías elegir tu propia aventura", explican García y Salazar.
Un largo camino Llegar hasta aquí no ha sido sencillo. Ellos mismos son conscientes de que trabajan en un sector "muy complicado", aunque eso para una "empresa competitiva como la nuestra es un reto que nos apasiona", dicen.
La clave, lo remarcan, reside en estar atentos a lo que está por venir, como esa posibilidad del cine interactivo, pero también a la evolución que vive el cine, donde las películas ya no es que generen subproductos de coleccionista, sino que tienen, por ejemplo, sus versiones en vídeo-juegos. Y es que el séptimo arte está en un momento de cambio importante, motivado sobre todo por la aplicación de las nuevas tecnologías y las diferentes formas de consumo audiovisual. Todo ello sin perder de vista nunca un mercado mediatizado por el marketing y la promoción que se desarrolla, en el caso estatal, en un marco donde ayudas y subvenciones públicas se han convertido en esenciales a la par que polémicas.
Ellos se mueven aquí como pez en el agua. Parece que sólo seis años son pocos en el tiempo, pero a ellos les ha dado para mucho. El gran culpable, sobre todo, fue el cortometraje Perpetuum Mobile, que les ha llevado por más de 200 festivales de los cinco continentes, consiguiendo distintos premios internacionales así como una nominación a los Goya y el hecho de estar preseleccionados junto con otros 40 títulos para la fase final de los Oscar, aunque al final no pudieran entrar entre los cinco finalistas. "En realidad no hace nada de todo eso, pero hay veces que estamos como los abuelos con este tema diciendo: te acuerdas cuando..." se ríen ambos.
"Es lo que nos da la vida y lo que siempre hemos querido hacer. Así que los esfuerzos se dan por bien empleados", dicen. Y con ese espíritu todavía les queda mucho por delante. Un camino que ahora realizan desde el Casco Medieval.