Madrid. Dicen que es el "más grande" de los autores anglosajones actuales, un intelectual de la dramaturgia que disecciona con verbo impecable e implacable lo que le rodea, pero hoy Tom Stoppard ha querido restar, a él y al mundo, trascendencia porque ha descubierto que "todo en la vida es comedia". El escritor volvió ayer por la mañana al escenario del Teatro María Guerrero de Madrid, donde el martes asistió "encantado" a la función de su obra Realidad -estrenada el 28 de enero- para presentar la traducción al castellano de La Costa de la Utopía, su "descomunal" trilogía sobre la Rusia prerrevolucionaria. "Es muy raro para un autor estar en el mismo escenario donde la noche anterior ha visto una de sus obras. Muchísimas gracias por este montaje y felicidades a todos", dijo Stoppard, a quien se le notaba en la accidentada orografía de su cara el resultado de haber estado "de bares" "hasta altas horas" con los actores, entre ellos los protagonistas, Javier Cámara y María Pujalte.
El director del Centro Dramático Nacional (CDN), Gerardo Vera, anunció que su intención es "montar" la trilogía -estrenada en 2002 en Londres y representada en Nueva York (2006), Rusia (2007) y Japón (2009)-, aunque sin tener clara aún "la forma" en la que "pondrán en pie" las nueve horas en las que transcurren los tres libros. Nacido en Checoslovaquia en 1937 como Tomas Straussler y "convertido" en Stoppard desde 1945, a partir de la boda de su madre con un oficial británico, el escritor pidió a los asistentes al acto, entre los que estaba todo el elenco de Realidad y actores como Lluis Homar o Alberto San Juan, que no se llevaran "una impresión falsa" sobre La Costa de la Utopía. "No son horas de discurso filosófico y de teoría política. Es una historia de personas que hacen lo mejor que pueden lo que saben hacer, ya sea por amor, por política o por placer por la comida. Son personajes, la mayoría históricos, que tratan de vivir mejor y aunque la mayoría fracasa en su propósito, se ríen", resumió. Es un texto, añadió, sobre el deseo humano, el afán de búsqueda de la utopía, de una sociedad ideal y justa, "una cruzada difícil" para la que, "hoy más que nunca", hace falta "muchísima fe" en la posibilidad de encontrarla.
una historia vigente La "gran lección de historia, vida y teatro" que es la trilogía -Viaje, Naufragio y Rescate- transcurre entre 1833 y 1868, según recordó el crítico Marcos Ordóñez, y en ella se cuentan momentos de la vida del activista Mijaíl Bakunin, el crítico literario Vissarion Belinsky y el pensador Alexander Herzen. "Escribí la obra cuando el comunismo ruso se estaba agotando y yo no tenía ninguna sensación de que fuera a ser así y cuando acabé de escribrila, se había terminado", indicó Stoppard, que cree que ahora La Costa de la Utopía tiene "vida propia" y que la confrontación "no es ideológica, sino religiosa". Entiende que ahora el rol de los intelectuales es responder a los problemas que no son otra cosa que "cuestiones morales" sobre lo correcto y lo justo y hacerlo con palabras "tan claras" como si fueran "para niños".
El autor, "sólo" un dramaturgo y guionista que no "un experto en las cuestiones" sobre las que novela, afirma que ha descubierto en su "vida adulta intelectual" que todo lo que ha escrito en su vida, "en un nivel o en otro", en cine, en teatro o televisión, "es, en el fondo, comedia, como todo en la vida".