"Estos chicos están obligados a escenificar algo que todos quisimos hacer cuando teníamos sus años; pero entonces ni existía la tele ni existían padres como éstos, que se desprenden de sus hijos para que vivan una aventura que a saber cómo acabará. Acabará bien: los padres controlan a distancia; llevan un pinganillo que parece el cordón umbilical. El Gran Hermano de Orwell (no el del programa) son ellos: están fisgando a los muchachos. Ellos se creen libres de sus padres, pero ahí están, controlando".
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