Donostia. Hace seis años que el pianista Iñaki Salvador alumbró un hermoso proyecto basado en "una idea simple pero poco habitual": fundir la música de jazz y la canción de autor, sus "dos pasiones". En un primer momento la iniciativa se llamó Canciones pero después fue rebautizada como Te doy una canción. Ése es también el nombre del disco que ayer presentó en Donostia junto a sus compañeros de viaje, la vocalista Ainara Ortega, el batería Hasier Oleaga, el contrabajista Javier Mayor de la Iglesia y los actores Ana Pimenta y Asier Hernández. Estos últimos se encargan de los recitados de varios poemas que constituyen la "tercera pata" de un montaje que lleva ya un tiempo rodando por distintos escenarios del Estado.
El álbum está autoeditado por Vaivén Producciones, compañía que gestionan Salvador y Pimenta, y presenta nueve canciones de músicos como Fito Páez, Pedro Guerra, Mikel Laboa, Joan Manuel Serrat, Chico Buarque, Benito Lertxundi o Pablo Milanés. Todas menos una -Gracias a la vida, de Violeta Parra- incluyen su respectivo poema, obra de autores como Eduardo Galeano, Joseba Sarrionaindia o Mario Benedetti. A juicio de Salvador, los textos que acompañan cada tema no hacen sino "subrayar o ilustrar" su mensaje.
Salvador confesó que su gusto por la canción de autor es una "perversión oculta" que se remonta a los años 70 y a esa época en la que "tocaba oír" las composiciones "protesta" de Mercedes Sosa, Víctor Jara, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, entre otros. En ese sentido, defendió la legitimidad de hacer música por el simple hecho de "pasarlo bien", aunque esta vez dijo haber creado un disco "con cierto nivel de implicación" y "mensaje", algo no muy habitual en el jazz si se exceptúan las aventuras de Charlie Haden "y algunos marcianos" que sí firman trabajos bastante "ideologizados". Así, los textos que ha elegido se refieren a "cuestiones sociales" y a "realidades bastante trágicas" que Salvador y sus compañeros quieren observar "con los ojos bien abiertos".
El álbum Te doy una canción, que ya está a la venta distribuido por Elkar, está sirviendo, según dicen sus autores, para propiciar un "acercamiento hermoso" al jazz por parte del público que siempre lo ha considerado una música "fría, sofisticada y lejana". También ha logrado el efecto inverso, que músicos de jazz bastante "puristas" se hayan "reconciliado" con la canción de autor, algo que hasta ahora les había parecido "un poco plasta".