Hernani. El tetracampeón de la txapelketa deseaba que apareciese alguien capaz de hacerle parar el vuelo. Pero quería ser vencido en el campo de batalla y como los grandes reyes: con contundencia. El domingo fue derrocado, y no por uno sólo, sino por dos bertsolaris. Fue la victoria de toda una generación, y fue grandiosa.

¡Le cortaron las alas a Egaña! Él también estaba deseando pasar a otro plano y poder descansar un poco. Llevaba muchos años siendo la cara principal del bertsolarismo y a nosotros, a nuestra generación, nos correspondía superar esa etapa. Podría haber sido Amets o Sustrai o cualquier otro quien se hubiese hecho con la txapela; al final me ha tocado a mí o, bueno, yo la he ganado... Pero me parece importante subrayar que es la txapela de una generación, no solamente mía. Nosotros dimos el salto a las plazas como una nueva generación y yo, personalmente, siempre he sentido el apoyo de ese grupo. Ayer también estábamos muchos de esa quinta sobre el escenario y creo que a todos nosotros nos corresponde esta victoria.

Una victoria que se escenificó antes de que se dirimiera el ganador, en el abrazo que se dieron Amets y usted; por fin destronaban al rey.

Ese abrazo fue muy sincero, de repente nos encontrábamos Amets y yo en un duelo final en el que no estaba Andoni Egaña. Además no era sólo la falta de Andoni, sino el que fuese con Amets. Fue un cara a cara muy potente, como podría haberlo sido con cualquier otro, pero Amets, desde la mañana me animó de manera especial, yo también a él... este campeonato lo he vivido de forma muy especial con Amets y fue un momento muy emocionante...

De Amets Arzallus quería hablarle; los dos son enormes bertsolaris. Si le digo Amets Arzallus, ¿a usted que le viene a la cabeza?

Es impresionante, único. Hizo una final maravillosa, inolvidable; es una persona única... sentí una conexión muy especial con él, nos enfrentamos de una manera muy cercana. Proyectamos muchísima ilusión el uno hacia el otro en ese cara a cara final. Sé que se ha alegrado muchísimo de que yo ganase, de la misma manera que yo me hubiese alegrado si él se hubiese puesto la txapela... -a Maialen le brillan los ojos y le empieza a temblar la voz- Me hubiese alegrado de verdad, eso lo digo muy sinceramente... es que... me emociona muchísimo, fue único.

¿Creía que ganaría Amets?

No tenía ni idea de cómo iban las puntuaciones durante la final, pero a Amets le vi muy muy fuerte en el cara a cara. Cuando terminé la actuación me quedé muy tranquila porque estaba muy a gusto conmigo misma y con el trabajo que había hecho. Me senté y ya me daba igual cual fuese el resultado, por Amets me hubiese alegrado tanto como lo hice al proclamarme yo txapeldun.

¿Qué legado deja Egaña?

Egaña ha dejado un poso muy importante, como bertsolari y como persona. Ha sido precursor durante muchísimos años y nosotros siempre hemos ido tras de él; ha sido el gran vínculo entre dos generaciones. No hace falta ni remarcar cuanto ha revolucionado el mundo del bertso. Y como persona, con su actitud, el trato que siempre ha tenido con la gente, su cercanía y accesibilidad... un bertsolari que cantaba en cualquier plaza, por grande o pequeña que fuera -entre comillas, porque todas son importantes-. Ese perfil de bertsolari que trasciende más allá de su papel de artista, una persona más grande que todo lo que su persona representa. Un ejemplo clarísimo es cómo se ha involucrado con la Asociación de Amigos de Bertsolarismo, trabajando por mantener viva la llama del bertso, por que no se rompa la cadena, siendo él el grandísimo artista que es; eso es una lección que, yo creo, la generación que está tomando el relevo y las riendas del bertsolarismo ha digerido.

¿Qué le hizo más ilusión: haber sido usted quien recoja el testigo, haberlo recogido de Egaña o el hecho de que haya sido una mujer?

¡Uf! No lo sé. Para mí es un honor ser txapeldun y también le concedo importancia al hecho de ser mujer. Pero cada cosa en su sitio. Yo llevo quince años en esto y lo más importante es que no sea un shock para nadie el que una mujer sea txapeldun ni el hecho de que en cada recital haya habido, al menos, una mujer. El relevo de Egaña, simbólicamente, se llevó a cabo el domingo en el BEC. Eso fue la fotografía de un proceso que se lleva dando durante varios años. Esa imagen representa el cambio de testigo de una generación -Peñagarikano, Lizaso, Egaña...- a la siguiente, a la nuestra. Es la txapela de nuestra generación, que es, hoy en día, el verdadero motor del bertsolarismo.

En el BEC vistió usted de forma especialmente elegante, si me permite. ¿Sentía usted que este campeonato era su

Ja, ja... muchas gracias. Bueno, es cierto que para un evento así eliges la ropa con más cuidado, si cabe, pero no tenía ninguna intención de brillar de forma especial. Y al respecto de si sentía que esta era mi txapelketa, teóricamente, la de 2005 fue más idónea para pensar eso y así la viví un poco (Maialen Lujanbio fue subcampeona en 2001). Pero como las teoría no sirven para nada, ja, ja... Este año sí que me sentía fuerte, bien preparada y con ganas. Deseaba y necesitaba quitarme la espina que me quedó clavada en 2005.

¿Qué cree que le proporcionará esta txapela?

Es una obligación, ya que en las plazas se me exigirá un nivel, pero antes de vestir la txapela ya sentía esa presión de cantar a un nivel bastante alto. Quizás a partir de ahora todo sea aún más exigente pero, sinceramente, no creo que cambie demasiado. Seguramente habrá un revuelo, un redoble mediático mucho más ruidoso los próximos meses, pero todo volverá a la normalidad, lo digo convencida. Podré tener más ofertas para cantar pero no aceptaré más encargos que hasta ahora. Antes de la final he estado haciendo unas tres plazas por fin de semana. El verdadero cambió se produjo en 2001: tenía ocho años menos, menos recorrido en el mundo de los bertsos y ahí sí que cambiaron las cosas...

Aquella también fue una gran final pero, por lo visto, ¡tu ama no quería que ganases!

Sí, así es, ja, ja. Sólo tenía 25 años y mi ama pensaba que la txapela sería una carga demasiado grande para mí. Yo estaba completamente de acuerdo, pero el campeonato hay que aceptarlo con todas sus consecuencias: tanto las victorias como las derrotas. Aquella final, aunque los bertsolaris éramos prácticamente los mismos, éramos todos nuevos, menos Egaña. En esta, sin embargo, estaba en condiciones de disfrutarla de verdad. Y así ha sido.

Y así es como ha conseguido ser txapeldun. ¿Considera la txapela un punto de inflexión en su carrera?, ¿Es el fin de una etapa y el comienzo de otra?

La condecoración del BEC ha sido un premio, un gran premio, pero esto es un camino en el que continuamente se avanza. No ha terminado ninguna etapa ni ha comenzado ninguna nueva. Es un hito en mi trayectoria, quizás será el punto más álgido de mi carrera, pero el camino continúa, no termina aquí.

Hizo un trabajo estupendo, pero en el último ejercicio de la mañana, la cárcel

Es cierto, con el primer bertso me quedé satisfecha pero con los dos siguientes sentía que me repetía, se pareció mucho a lo que canté en Bergara. Hablé del juicio del Egunkaria, no acerté a la hora de elegir el tema pero, es que, el juicio inminente, era una realidad tan presente que no pude evitar el tema. No acerté.

Una crítica muy habitual al bertsolarismo es que hay temáticas que se repiten mucho y, generalmente, de un mismo cariz político.

El último tema de la final, ¿por ejemplo? Es una realidad que está ahí. Yo creo que hay que presentar temas que den pie a un amplio abanico de respuestas. Y el tema de las relaciones también ha sido muy utilizado y, eso, también es ideología. El tema del conflicto vasco también aparece, y es opción del bertsolari darle una forma u otra. Hay muchos que aprovechan la coyuntura para dar una opinión que generalmente los medios de comunicación no difunden. No creo que se obligue al bertsolari a cantar de ninguna manera pero tampoco creo que se le deba prohibir. Cada uno debe tratar los temas desde su punto de vista particular.

El euskera, sin embargo, es algo que, evidentemente, crece gracias al bertsolarismo.

Y eso quise dejarlo patente en el bertso de despedida: "construyamos este pueblo desde el euskera y en euskera". La fuerza y emoción vividas en el BEC no se pueden desvanecer al irse cada cual a su casa. Esos pequeños pasos que consigue cada uno en su día a día son la verdadera causa de que el BEC brillase como lo hizo el domingo. El BEC no es el origen de los avances sino el resultado de los pequeños pasos.