a partir de enero, TVE dejará de ingresar sabrosos euros publicitarios por imperativo legal, decisión del Gobierno de ZP y alegría incontenida de los socios de UTECA, patronal del sector audiovisual que sacará del circuito de la competencia comercial al canal que en estos momentos tiene las mejores audiencias y que está dando el postrer canto de cisne de televisión pública que dejará de ser referente en el negocio televisivo. Hace un par de décadas, cuando salieron las privadas, parecía aceptado por todos, agentes audiovisuales y partidos políticos, el modelo mixto existente en España, público-privado, financiación mixta: subvención+publicidad, financiación de recursos propios. Hasta la exigente Europa admitía tal modelo, que comenzó a minar la televisión privada con dos objetivos claros: hacerse con los recursos de las televisiones públicas adquiridos vía comercial y reducir la capacidad de maniobra de éstas a la hora de contratar, al reducir su capacidad financiera de gasto. En plena crisis, el Gobierno cedió a las presiones de UTECA y abrió la puerta para la remodelación del sector público, que comenzará por TVE, seguirá por FORTA y acabará con las municipales, que ya no podrán pescar en el mercado publicitario. 500 millones se quedarán libres para autonómicas y operadores privados, que siguen frotándose las manos ante semejante panorama, y más los que más avanzada tienen la opción de próxima fusión empresarial. Los expertos anuncian malos tiempos para lo público-autonómico con grandes posibilidades de perder los ingresos publicitarios como le ha ocurrido a la hermana mayor y problemas de caja para comprar derechos de emisión y retransmisión que proporcionan grandes audiencias. Estamos ante un cambio de modelo y sus consecuencias pudieran ser reductoras para lo público. ¡Tiempos de cambio, Mikelarena!
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