Vitoria. Una década de formación ha transformado en oficio una precoz vocación que hoy se propaga en tierras anglosajonas. Tras un arduo periplo en Madrid, donde Sandra Maturana se ha curtido en distintas disciplinas artísticas, Londres le acogió con los brazos abiertos para completar sus estudios merced a una beca Krea. Afincada ya en la capital inglesa, Maturana afronta su papel, hasta el momento, de mayor trascendencia.

Primera semana de actuaciones en una obra, que es hasta ahora, uno de sus trabajos más ambiciosos. ¿Cómo han ido estos días de estreno?

El estreno ha ido genial, estoy muy contenta con el resultado. Hay una energía muy buena y una gran confianza entre todos los miembros del equipo y eso se nota en escena. El público ha respondido muy bien, y ha sido muy participativo. El momento en el que todos los espectadores repiten al unísono "I believe in fairies" (Creo en las hadas) -es una parte en la que Campanilla muere y la única manera de revivirla es susurrando "I believe in fairies". Peter Pan dice entonces al público que si creen en las hadas lo repitan- es absolutamente mágico. Me he emocionado muchísimo.

Porque además usted está dando vida a un personaje tan entrañable como Campanilla. ¿Es esto un estímulo adicional?

Poder dar vida a Campanilla es un auténtico regalo, estoy disfrutando al máximo cada momento en el País de Nunca Jamás.

Estreno en el O2 londinense en uno de las representaciones más esperadas de Navidad. Pero seguramente a más de un gasteiztarra se le escape quién es Sandra Maturana. Partamos de cero ¿Cómo empezó en esto?

Cuando estaba haciendo BUP y COU estuve estudiando en el TAE (Taller de Artes Escénicas) de Vitoria. Ya ahí me quedó muy claro que quería ser actriz. Al acabar Selectividad cogí las maletas y me planté en Madrid. Allí estuve estudiando en varias escuelas: William Layton, Corazza y Cristina Rota. Poco más tarde me surgió la oportunidad de venir a hacer un master en la Real Escuela de Arte Dramático de Londres. Y al acabarlo, en el año 2007, decidí quedarme.

Pero esto no es más que la punta del iceberg, porque soy consciente de su amplia formación.

Para mí la formación es muy importante porque creo que el actor tiene que estar formado en todos los sentidos para ser un artista, de manera completa. Siempre he buscado enriquecer mi creatividad de todas las maneras posibles y también de abrirme puertas que me puedan interesar en el mundo artístico. Por eso hice el Master en dirección, he estudiado Arte Dramático pero también Filología Inglesa… Y ahora echando la vista atrás siento que si no me hubiera formado en Filología Inglesa quizás no hubiera tenido la oportunidad de haber venido a Londres.

Dramaturga, directora, actriz…. ¿Con qué se queda?

Lo que a mí me gusta es contar historias. A veces me apetece contar historias que yo misma escribo, otras leo un guión que me inspira y me apetece contar eso desde mi punto de vista como directora y otras me gusta ponerme al servicio de un director y dar vida a un personaje. Al final todo gira alrededor de lo mismo; contar una historia pero desde distintos puntos de vista.

Parece que ha despegado profesionalmente en Londres. ¿Cómo es su vida allí?

Va a ser mi segundo año en la ciudad. Mi vida está muy centrada en el mundo artístico ahora mismo. Cuando estoy trabajando, como ahora, es prácticamente trabajar y descansar. Pero con otros compromisos como cuando estuve dirigiendo una obra en el Battersea Arts Centre, que no tenía que estar todos los días a todas horas, intento ir al teatro. Voy mucho, una vez cada quince días más o menos. También a ver exhibiciones, performances… Lo bueno de Londres es que enseguida te puedes nutrir de muchas influencias y como artista creo que es muy importante estar al tanto de lo que está ocurriendo y asimilarlas porque siempre te puede ayudar a ser más creativo.

Veo que está aprovechando su estancia.

Además aquí hay clases de todo. Intento ver todo lo que puedo y formarme continuamente. Sigo practicando butoh (una disciplina de danza japonesa), sigo formándome como actriz yendo a seminarios, soy miembro de la Red de Nuevos Directores del Teatro Young Vic, donde damos clases con directores prestigiosos de la escena londinense. Además de aprender, haces muchos contactos. Y son directores de compañías que he admirado toda mi vida y que me gustan mucho.

Parece que apenas se dedica tiempo a usted misma.

Como me gusta tanto no me importa. Además mis amigos están metidos en el mundillo teatral, así que me los encuentro por estos sitios.

Vayamos al grano. ¿Cómo sienta verse en el cartel de un estreno de la importancia de este Peter Pan en un teatro como el O2?

Bueno esto… es como un regalo. Este año los Reyes han venido adelantados. El teatro es enorme, actuamos para 1.300 personas, somos veintipico actores, el equipo que hay detrás es impresionante volamos en escena… es una superproducción. Dar el paso de estar en este tipo de producciones te llena de emoción.

¿Existe algo de vértigo?

No. Yo creo que el vértigo viene cuando no estás preparada. Lo afronto con emoción y, lógicamente, con mariposas en el estómago, pero creo que estoy lo suficientemente preparada para enfrentarme a esto. También es un subidón porque es uno de los trabajos que siempre quieres hacer como actriz: estar en una producción buena; con una buena historia; el director es increíble, ha dirigido muchísimas obras a gran escala; los actores han trabajado con la Royal Shakespeare Company o han estado en el Teatro Nacional de Londres, son actores de primera. Trabajar con este equipo me hace tener que darlo todo.

Todo un reto.

Yo me siento sobre todo agradecida. Porque aquí la gente enseguida apuesta por ti, te dan más facilidades. No se apuesta tanto por una cara, porque sea famoso, porque salgas en la tele. A mí me dieron la oportunidad en el casting, demostré lo que podía hacer y me cogieron. Me siento muy agradecida porque confiaron en mí siendo una desconocida y creo que Londres es muy bueno en este sentido. Si estás formado y te ven capaz de hacer un papel, da igual que no tengas un nombre. Confían.

Algo diferente a la escena de lugares como Madrid, supongo.

No sé. Creo que he cuajado mejor con el ambiente londinense o quizá he venido en un momento de mi carrera… No sé el momento te llega y no quiero pensar que es por una cosa u otra, sin más. Pero la verdad es que estoy encantada de la manera en la que los ingleses trabajan. Son muy profesionales.

En cuanto a la preparación del personaje. ¿Fueron duros los ensayos?

Muchos moratones. He contado y tengo doce moratones en mi cuerpo.

¿Se cayó?

No hombre, no. Gracias a Dios. Pero los arneses deben ir muy apretados. Me suben casi a quince metros de altura.

Ahí sí que debe de tener vértigo.

No. El primer día me subieron y me pusieron cabeza abajo y eso ya lo supere. Pero durante la obra tengo que hacer volteretas en el aire, tengo que estar colgada boca abajo a muchos metros de altura, estar sobre mi tripa… Es agotador y hay días que te das pequeños golpes, pero sobre todo tengo los moratones en la zona que rodea el arnés.

Imagino que hay que tomárselo como gajes del oficio.

Sí. Los primeros días casi no podía andar, me dolía todo el cuerpo. Pero con el tiempo y los ensayos ya lo he asumido como parte del personaje. Y bien, aprendiendo a volar. Estoy muy emocionada.

Un personaje más complejo de lo que pueda parecer, ¿verdad? ¿Cómo es su Campanilla?

Campanilla es un hada independiente, valiente y con una gran personalidad. Vive siendo sincera con sus sentimientos, es muy pasional y no puede ocultar lo que siente a cada momento. Como las hadas son tan pequeñas solo pueden tener sitio para un sentimiento a la vez. El único sentimiento que Campanilla no puede controlar es su amor por Peter Pan. Su vocabulario humano es muy reducido con lo que se ayuda del cuerpo para expresarse. Su manera de andar, sentarse y moverse en general es totalmente diferente a la forma humana. He pasado muchas sesiones de ensayos investigando sus movimientos tanto en el aire como en la tierra. En esta versión de la obra voy vestida con tutú rosa y botas militares.

¿Piensa ya en futuros proyectos?

Todavía no. Me queda todo lo que es el mes y pico de la obra. Ya iré viendo. Ahora quiero saborear cada segundo al máximo y tomártelo día a día.

Y en este futuro cercano, ¿tampoco ha decidido la disciplina con la que seguir?

A ver, yo en Londres estoy muy contenta, y el teatro me encanta. Por lo tanto Londres es mi primera opción. Lógicamente si me ofrecieran un trabajo muy bueno me plantearía moverme, pero de momento aquí me quedo porque me están saliendo muchas oportunidades.

¿Sueña una persona en su situación, con una progresión tan rápida, con Hollywood?

En esta profesión lo que son las estrellitas y la fama no es lo que me llama, sino contar historias, poder encarnar personajes… Y es esa magia lo que me llama. Me gustaría trabajar con directores que yo admiro, pero más por lo que es el trabajo. En ese sentido sí que me gustaría. Pero tengo bastante claro que ahora debo enriquecerme como actriz más que buscar la fama o cosas de esas.

Por último revéleme una cosa. ¿Echa de menos Vitoria?

Claro que sí. Además van a ser las primeras navidades que pase fuera. Tengo doble representación todos los días y sólo libro uno a la semana. Pero mi madre me está mandando polvorones, va a venir toda la familia… No tengo navidades en Vitoria pero creo que por este año merece la pena.