Subir a un escenario ya les resulta algo natural. También entrar en el estudio. Con dieciséis años, Betagarri es un teenager muy maduro, un tequila reposado que también ha suavizado las melodías en su octavo registro musical, Bizitzari txistuka (Elkar). Pero no nos despistemos, el mismo título lo avisa. Betagarri puede silbar..., pero también puede escupir a ritmo skatalítico.

La portada del álbum desdice la metáfora del espirituoso azteca. "Parece que anunciamos algún tipo de ron cubano", bromea Iñaki Ortiz de Villalba. "La verdad es que surgió sin querer. Hicimos fotos un poco más serias, porque el disco también es más serio, de ritmos medios, más cálido. Y después, cuando estábamos de relax, dijimos "vamos a aquel hueco y saca unas cervezas". Fue sin comerlo ni beberlo, estábamos allá, nos encendimos unos puros, uno con el whisky, el otro con la cervecita, empezamos a hablar, el fotógrafo empezó a tirar fotos y al final se quedó de portada".

Al natural, como la propia raíz del trabajo, sin premeditación ni alevosía. "Salió así, sin más, ¿por un ajuste hacia el otro lado?, ¿por un viraje del barco? Ha sido algo inconsciente, no íbamos a hacer las canciones así o asao. Hay canciones con distorsiones, de rock más que de ska (Jungle, Peep show, Lucio, Irratitik deika); otras más clasheras; otras de soul-ska; otros temas de ska más bailongo (Mingering Mike, Sweet Mary, Badira); otras de pop-ska (90 minutu, Lo)....".

Todo comenzó en el local, redefinido como estudio casero y bautizado E.G.B. "Lo montamos para grabar los ensayos, para recordar las canciones y tenerlas como ideas, darles vueltas y hacer con ellas algo más en serio. O no, igual luego no valen para nada, porque si no recuerdas las canciones es que son malas". Con la base de los temas, se presentaron en los estudios de Ángel Katarain, "nuestro técnico de sonido en directo", logrando -con el trabajo de Triku y Iosu Izaguirre- "ese sonido sala que igual en el local no se podía conseguir".

La pelea la tuvo Iñaki con las voces. "Intenté hacer alguna cosa, pero no me gustaba cómo quedaba. Con la voz un día estás bien y otro mal, la presión de la grabación..., es una de las cosas más tortuosas, así que decidimos grabarla en el local, a nuestro pedo. Empezamos a grabarla con un micro profesional y nada, no me soltaba. Me oía más o menos bien, pero no estaba redonda". Es un grupo natural, así que la solución estaba cerca. "Probé sin cascos, con el micro de mano -ese que acompaña en los conciertos- y la voz, la respiración, la expulsión... ¡Me sentía de puta madre!".

Entre el hogar y el estudio -tirando del símil de su anterior Hamaika gara-, "yo creo que el partido, más que empatarlo lo hemos ganado". El disco vuela ya hacia Durango, a la espera de que otras imágenes se unan a las de portada y libreto. "El videoclip lo más seguro es que lo hagamos en Artium, hemos pedido el permiso y creo que no habrá problema", apunta Iñaki.

Será la traducción audiovisual del segundo single, Sweet Mary, que continuará la senda que ya atraviesa Denbora, el primer sparring que se mide con el público. Un vídeo, en principio, "en petit comité", sin demasiados escenarios ni localizaciones que encarezcan la producción. "No hay ni tiempo ni dinero".

Denbora y Sweet Mary abren, de este modo, un disco muy diverso, con una nueva peculiaridad en la trayectoria de la banda. "Incluso creo que tiene algo que no tienen los anteriores, que lo puedes escuchar en casa sin que te dé dolor de cabeza. Porque el ska puede llegar a ser pesado (Iñaki marca un típico ritmo acelerado). Para el directo sí, pero si estás en casa... es diferente".

Bizitzari txistuka "es un disco, más que nunca, hecho para cantar y para bailar, con bastantes estribillos de corte más popero". Un disco que ya les lleva de gira -sala Jimmy Jazz, 9 de enero- y que, probablemente, les volverá a acercar a patrias ya casi habituales como Suiza o Alemania. Y, quién sabe, quizás -Sogo lo dirá- de nuevo a Japón.

La música la firman casi en plan comuna. Las letras son casi todas de Unai Lobo. "Menos Denbora, de Iker, y Lucio e Irratitik deika -dedicada a Joe Strummer-, que son mías, el resto son de Unai. Y todo el mundo ha dicho que es uno de los mejores discos en cuanto a letras".

¿La carretera les da pereza? "No creas. Se echa de menos. Muchas veces nos dice Triku -productor- "ya veréis cuando os falte esto". En verano igual sí que se hace pesado, porque es miércoles tal, viernes pascual, sábado no pero domingo sí, lunes-martes-miércoles libre, viernes otra vez, sábado... también. Te desconcierta un poco, hoy aquí, mañana allí. De alguna manera no puedes vivir ni con ello ni sin ello".

Y es que, sentencia Iñaki, "todo el mundo que se sube a un escenario quiere volverse a subir. Montarse en la furgoneta es el principio del final, que va a ser tocar. De alguna manera, subes a la furgoneta y ya te estás subiendo al escenario". Betagarri escupe un nuevo ramillete de canciones. Y, silbando, ofrece su aroma. Una vez más.