l arte de la guerra escrito hace más de dos mil años por el general y filósofo chino Sun Tzu, hoy en día sigue siendo un libro de obligada lectura para todo aquel que se forme militarmente. Pero también para cualquier empresario que se precie, pues las tácticas de la guerra, dicen los expertos en estos asuntos, también se pueden aplicar a cualquier estrategia empresarial. Incluso, señalan otros eruditos, El arte de la guerra debería ser un libro para presidir la mesita de noche de los que se tiñen con los lodos de la política. En cualquier caso, y dicho sea de paso, que un texto escrito hace un par de milenios siga siendo hoy en día una herramienta útil puede ser indicativo de que realmente no hemos cambiado mucho a lo largo de ese tiempo.
¿Puede ser la guerra un arte? Esta es la cardinal pregunta que nos puede asaltar cuando alguien nos menciona este tratado de Sun Tzu. Porque, a bote pronto, podemos cavilar que el arte tiene unas características que lo sitúan en las antípodas de cualquier conflicto armado. Por lo pronto, el arte es representación, no es algo real, y la guerra, lamentablemente, lo es indiscutiblemente.
Podemos suponer que Sun Tzu buscó un título sugerente para su texto, porque realmente quería dotarlo de un toque poético, y que utilizó la metáfora para referirse a las tácticas militares que deben de emplearse eficazmente en los conflictos armados. También podemos suponer que cuando hablaba de "arte", más bien estaba pensando en "oficio", pues a veces estas dos palabras son intercambiables. Como cuando hablamos, por ejemplo "del arte de la costura" refiriéndonos al "oficio de la costura".
Pero también podríamos pensar que sí, que Sun Tzu hablaba de la guerra como si fuera -o pudiera ser- un arte. Él era filósofo, además de militar. Un pensador taoísta, para más inri. Seguidor, por lo tanto, del Tao, término éste que puede traducirse literalmente por "el camino". Recordemos que un seguidor del Tao tiene que alcanzar en su vida una serie de virtudes, como la piedad, la abnegación, la honestidad... Valores éstos que no suelen casar, a priori, con el oficio de militar.
No es sencillo, en cualquier caso, entender el abstracto pensamiento metafísico del Tao. Y más aún, para un occidental. Por lo tanto es posible que El arte de la guerra sea un tratado militar malinterpretado por estos lares. Y utilizado de manera errónea por militares, políticos y empresarios. Porque en El arte de la guerra podemos leer que lo ideal es vencer sin luchar, que la mejor estrategia es intentar evitar el conflicto, siendo esto lo que distingue al prudente del ignorante. Sólo cabe luchar como último recurso. Sorpresivamente se dice que la KGB también hizo uso de las doctrinas de El arte de la guerra.
¿Ha leído Putin este libro? Muy posiblemente. Recordemos que la lección inicial de Sun Tzu es "la guerra es el arte del engaño". Por lo tanto, para ganar una guerra hay que mentir constantemente. Hay que releer, por lo tanto, este libro.