ace unos días, el alcalde de Gasteiz publicaba -o su gestor de redes sociales- en Twitter: "CAZA AL GRAFITERO Criminólogos, grafólogos, agentes de la @VG_Policia y de la limpieza unidos en la tarea. Ya hemos pillado a varios/as y no pararemos hasta identificar a todos los grafiteros y sus pintadas. Lo pagarán. No es arte, es una cochinada que desluce". En otra red, Facebook, nuestro regidor -o delegado- era un pelín más comedido y escribía: "Caza al grafitero en Vitoria-Gasteiz. El Ayuntamiento busca a los autores de 6.200 grafitis en la capital con multas de hasta 3.000 euros. Lo hace con la ayuda de criminólogos y grafólogos para localizar a los autores". Al día siguiente algunos medios de comunicación locales publicaban la noticia, suponemos que a raíz de la nota de prensa enviada, no en esta ocasión por el propio alcalde, sino por el servicio de comunicación de nuestro Ayuntamiento. El titular de uno de nuestros diarios locales sentenciaba: "Empieza la 'caza' de los autores de 6.200 grafitis en Vitoria con multas de hasta 3.000 euros por pintada".
Caza, caza, caza... ¿Nos han "dado el cambiazo" de alcalde? Hablar tanto de "caza" es más propio de los populares que de los nacionalistas vascos, pues los primeros siempre han sido más amantes de matar a seres vivos tirando de escopeta para, según ellos, "mantener la biodiversidad". Quizá los gustos de los nacionalistas estén cambiando. Esperemos, en cualquier caso, que disparen a los grafiteros con perdigones en vez de con postas. Aunque éstas ya están prohibidas. Prohibidas como el propio grafiti en sí, que es un arte clandestino. Es decir: el alcalde no anuncia nada nuevo pues las sanciones hacia los que realizan grafitis siempre han existido pero pocas veces se han ejecutado.
Y eso es algo que siempre le ha reprochado el PP al equipo de gobierno municipal. En 2019 el Partido Popular denunciaba en un pleno municipal la "gran dejadez" del alcalde ante la "multiplicación de pintadas, carteles y grafitis por todos los barrios de la ciudad".
El mensaje no es nuevo, pero la forma sí: el alcalde "cazará" a los grafiteros con la ayuda de criminólogos y grafólogos. Por cierto: un grafólogo sería incapaz de reconocer a los artífices de grafitis que no sean tags, es decir, firmas. Algún amante del arte urbano le debería aconsejar a nuestro primer edil que, por favor, incluya en su equipo de Los Intocables de Eliot Ness a algún experto en ese tipo de trabajos para asegurarnos que los grafitis de mala calidad sean borrados y los realizados con destreza se respeten. No sea que tengamos un Bansky por ahí sin saberlo. O algún trabajo de los grafiteros brasileños Os Gêmeos, o del estadounidense dúo Obey. O de los franceses Invader, J.R., Zevs y Gérard Zlotykamien, el británico Stik o del portugués Vhils. Por citar solo a algunos grafiteros reconocidos internacionalmente que, afortunadamente, están fuera del alcance del rifle de nuestro alcalde.