El Barcelona puso en el Palau los pies en el suelo al Baskonia, que tras el éxtasis del triunfo contra Unicaja claudicó en un duelo en el que mostró dos caras muy diferentes. Una capaz de plantar cara al todopoderoso conjunto blaugrana en la primera parte, similar a la vista en la jornada inaugural, y otra, la de la segunda, muy distinta, sin ideas ni concentración suficiente para evitar ser aplastado por el rodillo local.

Los hombres de Peñarroya, que sorprendió alineando de inicio a Sander Raieste junto a Thompson, Howard, Costello y Enoch, entraron bien al encuentro, conteniendo al Barça en defensa y anotando gracias al acierto de Enoch, a quien siempre se le ha dado bien el Palau Blaugrana. Se situó pronto por delante el Baskonia con el 6-11, pero el exceso de faltas cometidas en defensa le empezó a pasar factura, ya que el conjunto catalán igualó las tornas a base de acudir a la línea de tiros libres. Al ecuador del primer cuarto, Howard, Raieste y Hommes acumulaban ya dos personales cada uno. La pérdida de ritmo del encuentro perjudicó a los gasteiztarras, que, no obstante, lograron dar un último acelerón antes del final de los primeros diez minutos con un par de transiciones rápidas y un triple casi imposible de Marinkovic (17-23).

En el inicio del segundo cuarto aparecieron por parte del Barcelona Kyle Kuric y Óscar da Silva, que consiguieron recortar distancias aunque sin llegar en ningún momento a ponerse por delante de los gasteiztarras, que se mantuvieron sólidos durante esos minutos y le metieron una marcha más al encuentro con el regreso a cancha de Darius Thomspon. El base norteamericano, que retomó las cosas donde las dejó en el partido inaugural contra Unicaja, hizo jugar a sus compañeros y se encargó de solventar posesiones complicadas con finalizaciones magistrales entrando hacia canasta. Esa fluidez de los visitantes le faltó a los locales, que comenzaron a acumular un ingente número de pérdidas fruto de las imprecisiones de Jokubaitis y Laprovittola. Los de Peñarroya no dudaron en castigar esos errores y salieron a toda velocidad hacia el aro contrario, causando la desesperación a un Barça que únicamente fue superior en la primera mitad en el apartado reboteador.

Cambio dramático de guion

Se las prometía muy felices el Baskonia con la ventaja de 39-51 cosechada en la primera mitad, pero al regresar de vestuarios se daría cuenta de que para conquistar el Palau hace falta algo más que 20 buenos minutos. Álex Abrines, desaparecido hasta entonces, anotó nueve puntos consecutivos con dos triples y una jugada de canasta adicional, a lo que Vesely sumó tres puntos más para cerrar un parcial de 12-0 en los primeros dos minutos y medio del tercer cuarto, logrando igualar el partido y obligando a Peñarroya a pedir tiempo muerto para dar un toque de atención a sus jugadores, especialmente por la permisividad defensiva de Raieste y Howard. Despertó momentáneamente el conjunto gasteiztarra, pero el Barça ya estaba encendido y se puso por delante por primera vez desde el cuarto inicial con un triple de Kalinic (58-55). La desesperación del Baskonia, molesto con las decisiones arbitrales, desembocó en una jugada en la que se perdonó una falta de Sanli, se pitó antideportiva a Kurucs sobre Jokubaitis en la transición y técnica a Peñarroya en la protesta. Tres puntos desde la personal y posesión para el Barça. Antes de esa sucesión de hechos el marcador reflejaba un 60-58 todavía rescatable, pero a partir de ahí los jugadores gasteiztarras se salieron mentalmente del encuentro.

De hecho, no volvieron a anotar en los últimos dos minutos del tercer cuarto, que terminó 65-58, y la sequía continuó hasta que Enoch terminó con ella a cinco minutos y 40 segundos para el final del encuentro. Durante ese fatídico momento del encuentro, en el que el Barça creció a partir de aumentar notablemente la intensidad defensiva, el Baskonia encajó un demoledor parcial de 19-0 en el que, además, Peñarroya fue expulsado al recibir la segunda técnica en otra protesta. El 77-58 era ya insalvable y de poco sirvió la reacción azulgrana tras la canasta de su pívot. Un triple de Marinkovic acercó a los gasteiztarras con el 82-70, pero el Barça supo manejar su colchón hasta el final (89-74). Los alaveses deberán llevar la lección aprendida el jueves a La Fonteta, y es que tanto en la ACB como en la Euroliga, relajarse se paga muy caro.