El hombre que ha copado todas las portadas y titulares tras la segunda Euroliga consecutiva lograda por el Efes ayer ha sido Vasilije Micic, la gran estrella del conjunto turco y también del continente; el líder de un superequipo que volvió a dar una exhibición de baloncesto al anotar 23 puntos y canastas propias de un extraterrestre al que Europa se le ha quedado ya pequeña. Sin embargo, el conjunto dirigido por Ergin Ataman no habría podido alzar el título de campeón sin la inestimable contribución del exbaskonista Tibor Pleiss, que sin hacer tanto ruido fue el auténtico héroe de la final con 19 puntos, 7 rebotes y 24 créditos de valoración.

El espigado pívot de 2,21 metros, que el curso pasado fue el tercer interior del equipo tras Sertac Sanli y Bryant Dunston, ha dado un paso al frente esta temporada tras la marcha de Sanli al Barcelona y se ha asentado como pívot titular del Efes, poniendo la guinda a su gran campaña con una final para el recuerdo. El alemán apenas cometió errores con un 7/8 en tiros de dos, 1/2 en triples y 2/2 en tiros libres, mientras el resto del equipo sufría en un partido de bajísima anotación y mucho físico que terminó en 57-58.

Pleiss, a quien se le acusó de demasiado blando o falto de carácter durante su etapa en el Baskonia (2012-2014), en el Barça (2014-2015) o Valencia Basket (2017-2018), demostró saber moverse a las mil maravillas en un duelo de muchísima presión, fue el mejor aliado de Micic en las jugadas de pick & roll y anotó canastas importantísimas, incluida la última del Efes que terminó sirviendo para ganar el encuentro. Ganchos, alley oops, palmeos, un triple... Y mucha pelea bajo los aros. Apareció en el momento clave, tras el descanso, cambió el partido y propició la remontada turca. No extraña, por lo tanto, que su +/- durante los 32 minutos que estuvo en cancha fuera de +11. Sin él, el parcial fue de -10 para el Efes.

Dueño de la pintura

Con su exhibición contra el Efes acalló las pocas voces críticas que pudieran quedar sobre su figura, y es que el nivel de los hombres que tenía enfrente suma todavía más mérito a su actuación. Tavares y Poirier, dos de los pívots más dominantes de la Euroliga, completaron un buen partido, pero se vieron superados por ese pívot de apariencia frágil pero aplastante efectividad que es Tibor Pleiss.

A sus 32 años, el exazulgrana vivió el sábado esa noche memorable que quizá le faltaba por añadir a su legado y que le ha valido el reconocimiento de compañeros, entrenadores y periodistas. Un premio a su trabajo en la sombra.