El Baskonia rescató una victoria angustiosa del Martín Carpena que le permite seguir mirando hacia arriba en la ACB. La moneda al aire salió esta vez cara en un partido con luces y sombras a partes iguales. Pese a la alegría final con un punto de fortuna, Spahija y los jugadores tendrán mucho que reflexionar porque un rival menor como el Unicaja inmerso en muchos problemas esta temporada volvió a desnudar la fragilidad azulgrana. Tras jugar con fuego durante muchos minutos, la tropa alavesa se vio indultada sobre la bocina por Darío Brizuela, quien erró una cómoda bandeja con su mano izquierda ante la intimidación de Costello tras penetrar como un cuchillo sobre la mantequilla contra la defensa visitante.

La memorable actuación de Simone Fontecchio, que anotó 15 puntos por barba en los cuartos impares, no le sirvió al Baskonia para vivir un plácido epílogo. En realidad, fue el propio grupo comandado por Spahija quien se complicó la vida hasta límites insospechados con su terrible inconsistencia en varios apartados del juego donde su rendimiento fue raquítico. No ayudaron las flojísimas actuaciones individuales de hombres como Baldwin, Giedraitis o Costello, pero el Unicaja abrió un socavón, por ejemplo, con su aterrador dominio en el rebote ofensivo.

Porque hasta 20 capturas se permitió el lujo de atrapar sobre el aro alavés el Unicaja, ocho de ellas a cargo de un Kravic que, pese a ser un pívot muy liviano y escaso de músculo, campó a sus anchas ante Enoch y compañía para causar un estropicio. Tampoco le fueron a la zaga el fornido Oliver o incluso un alero como Bouteille. Todos ellos mostraron un punto superior en cuanto a deseo que los jugadores baskonistas.

Pese a su superioridad física en casi todas las demarcaciones, el control de su tablero se convirtió en una pesadilla para el cuadro de Spahija y eso dio alas al Unicaja para meterse de lleno en un partido que arrancó con un abrumador dominio azulgrana.

Las pérdidas de balón también fueron excesivas, como la acaecida en ese último ataque que podía haber ahorrado algo de suspense. Una falta de entendimiento entre Enoch y Giedraitis, sumada a otro regalo de Baldwin con anterioridad después de que Bouteille le robara la cartera cuando comandaba un contragolpe, brindó una bola extra al Unicaja, que dispuso de un balón ganador para dejar al Baskonia con la miel en los labios.

El equipo vitoriano, que también agradeció los errores costasoleños desde el tiro libre, se sostuvo en pie básicamente a la incandescente pegada de Fontecchio. El transalpino se mostró arrebatador en el Martín Carpena, donde dio una lección de fundamentos ofensivos, ofreció un clinic en el juego de espaldas al aro aprovechando la mayor envergadura que sus pares y demostró su plasticidad con varias canastas rebosantes de talento. En total, se fue hasta los 30 puntos desbrozando el camino para los alaveses. Sin embargo, ni por esas llegó la ansiada tranquilidad.