n el mundo del deporte, por desgracia para quienes se dedican a dirigir a los equipos profesionales, es común que los clubes prescindan de sus entrenadores cuando las cosas no marchan según las expectativas, ya que suele ser menos costoso proceder de esta manera que abarcar cambios importantes en la plantilla.

Sin ir más lejos, el propio Baskonia destituyó a una leyenda de la entidad y responsable de llevar el último título a las vitrinas del club como Dusko Ivanovic a mitad de temporada para abordar la contratación de Neven Spahija. Lo que no es tan común es que sea el propio entrenador quien, con la competición en marcha, decida hacer las maletas y dejar al club sin un líder en el banquillo y con la necesidad de replantear todo un proyecto en poco tiempo.

Pues eso, por sorprendente que parezca, es precisamente lo que le ha ocurrido al Río Breogán. El valenciano Paco Olmos, que aterrizó en Lugo el pasado verano tras pasar cinco temporada entrenando en México, anunció de forma repentina el pasado 9 de enero su marcha al San Pablo Burgos, dejando al Breogán en plena pelea por la Copa del Rey y sin un sustituto para su puesto. La decisión sorprendió -y en muchos casos molestó- a los aficionados celestes, ya que el cuadro burgalés se encuentra en una situación deportiva mucho más comprometida que la del Breogán, ya que ocupa la penúltima posición de la tabla con solo cuatro triunfos en quince partidos.

Por lo tanto, se entiende que el movimiento atiende únicamente a motivos económicos, lo cual ha causado malestar en el entorno del Breogán, que se siente ninguneado tras haberle dado a Olmos la oportunidad de recalar en la ACB en verano.

"He pasado unos días muy complicados pensando en el cambio. Aun ahora que la decisión es firme, sigo dándole vueltas a todo lo que voy a dejar en Lugo, que es muchísimo. Pero soy profesional y me debo a mi trabajo. Debo mirar por mi carrera profesional y por lo que es mejor para mi familia a largo plazo", argumentó el técnico valenciano en su mensaje de despedida en redes sociales, a lo que añadió que no esperaba ser entendido, pero sí pedía ser "mínimamente comprendido".

Todo esto ha supuesto un terremoto ya no solo en el Breogán, sino en general en el baloncesto español. Los seguidores se han dividido en un bando que defiende que la de entrenador es una profesión como cualquier, por lo que entiende que se trabaje para quien paga más, y otro crítico con una decisión poco profesional que deja a sus jugadores y al club que lo acogió y que le dio la oportunidad en una situación comprometida.

MRSIC, EL ELEGIDO

Dejando a un lado la polémica y las razones de Paco Olmos, la realidad es que el Breogán se encuentra en estos momentos sin entrenador principal y con el que fuera técnico asistente de Olmos, Javier Muñoz, al frente del equipo temporalmente. El preparador gallego ya se sentó en el banquillo contra el Joventut y, salvo sorpresa, volverá a hacerlo esta tarde contra el Baskonia.

Según se ha hecho eco la prensa local, es posible que el elegido para el puesto, el croata Veljko Mrsic, se siente en la grada del Pazo dos Deportes para ver el decisivo choque por entrar en la Copa, ya que solo restan unos trámites con la federación de su país para poder cerrar el acuerdo. Con experiencia en ACB como jugador y como entrenador en el Bilbao Basket (2017-18), Mrsic intentará extinguir el fuego prendido por Olmos.