Mucho se había hablado en la previa de la superioridad de los pívots del Madrid. Son temibles. Y así lo demostraron en el Buesa ante un Baskonia encogido. Empequeñecido ante el tremendo potencial del cuadro blanco. Sin embargo, ni Poirier, Tavares o Yabusele necesitaron sacar toda su artillería para desarmar a la tropa de Spahija.

El verdadero destrozo en el duelo de ayer lo realizó la línea exterior del conjunto blanco. Letales. De hecho, el partido quedo visto para sentencia en el ecuador, en gran parte por el devastador acierto de la cuerda exterior del Real Madrid. Buena prueba de ello es que para el descanso 43 de los 53 puntos del Real Madrid llegaron de sus hombres de fuera.

Buena culpa de esa anotación la tuvieron los siete triples de 12 intentos en el segundo cuarto, que pusieron prácticamente la puntilla al encuentro. El buen hacer de Abalde -5 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 13 de valoración- y Causeur -11 puntos y 12 de valoración- en esos primeros 20 minutos dejaron ya más que tocado a un Baskonia sin capacidad de reacción. Inferior por fuera y también por dentro.

Los de Spahija fueron incapaces de frenar el vendaval blanco. Llegaron tarde a puntear los tiros de los francotiradores de Laso. Tampoco frenaron las acometidas de los interiores. Desbordados. Los números tras los dos primeros cuartos así lo demostraron. La superioridad blanca fue total. En el rebote dominaron por un claro 15 a 23. De esos rechaces, 8 fueron en ataque, lo que dio segundas oportunidades a un Real Madrid que casi ni las necesitaba.Y es que su porcentaje de tiro fue excelente, en parte por la floja defensa practicada por el Baskonia en la noche de ayer.

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Partido de Baskonia contra Real Madrid

Así por ejemplo tras los dos primeros cuartos, el Real Madrid firmó un más que notable 56% en tiros de 2 y un 50% en triples, por el 42% en lanzamientos dobles y el 40% de tres de los azulgranas. Casi todo cayó dentro del aro baskonista y lo que no, llegaba una segunda opción o una tercera para meterla.

Un auténtico calvario el vivido en un Buesa resignado. Otra noche de pesadilla como la de Halloween. La valoración final, 57 para los locales y prácticamente el doble, 115 para los forasteros, habla bien a las claras de la superioridad blanca. No hubo color. Pálidos estuvieron ante un rival que les metió el susto en el cuerpo en 20 minutos y les dejó sin capacidad de reacción. Sin ideas, sin jugar en equipo y sin garra. Así acabó el Baskonia, masacrado tanto por fuera como por dentro.