- Uno de los aspectos más llamativos de la meritoria victoria cosechada por el Baskonia en la Fonteta en su bautismo liguero fue el equitativo reparto de minutos entre los diez baloncestistas alineados por Dusko Ivanovic. Como era de suponer dada su bisoñez, el canterano Hanzlik fue el único que vio los toros desde la barrera en la cancha taronja, pero el entrenador montenegrino gestionó a la perfección sus restantes recursos teniendo en cuenta, además, que faltaba por lesión un primer espada como Alec Peters cuya jerarquía se encuentra fuera de toda duda.

Ivanovic, al que siempre se le acusa de quemar a los jugadores con grandes minutadas en duelos intrascendentes y rodearse de una reducida guardia pretoriana, movió a la perfección los hilos de una plantilla que adolece de la profundidad de otras dentro del Viejo Continente.

Una evidencia agravada en este instante con la ausencia del ala-pívot estadounidense y en menor medida de Sander Raieste, al que su operación en el menisco de una rodilla apartará de los esquemas del técnico montenegrino hasta bien entrado el mes de noviembre. Sin embargo, el estonio puede disponer este curso de oportunidades con cuentagotas ante la ingente cantidad de treses en el roster alavés.

Giedraitis, sin duda el factor diferencial del Baskonia en la capital del Turia, fue el azulgrana más alineado con 31 minutos, un número casi idéntico al de sus medias habituales en la pasada temporada en ACB y Euroliga donde carecía de un relevo natural en la plantilla. En el lado opuesto de la balanza, Kurucs dispuso de nueve, eso sí una cifra más que razonable teniendo en cuenta que el exterior letón únicamente manchó su estadística con una pérdida de balón y una falta.

Marinkovic tampoco gozó de una excesiva confianza en su vuelta a la Fonteta con poco más de doce minutos en pista. El balcánico, que anotó un único tiro libre fruto de una técnica a Hermannsson al filo del descanso, pasó de puntillas ante el que fue su exequipo de las dos últimas campañas con una timidez sorprendente. Enoch se fue hasta los 14 minutos, que podrían haber sido menos de no mediar los problemas de faltas sufridos por Nnoko en el marcaje a Dubi y Tobey.

De hecho, el center camerunés acabó eliminado a poco más de dos minutos para la conclusión y el ex del Obradoiro fue el elegido para disputar el tramo de la verdad. Una canasta suya, que elevó el momentáneo 65-68 al marcador, permitió respirar al Baskonia en un tramo crítico donde el Valencia Basket trataba de subirse a sus barbas.

Algo más arriba en el escalafón de protagonistas hubo que ubicar a cuatro jugadores (Sedekerskis, Fontecchio, Granger y Costello) que bordearon la veintena de minutos en Valencia. La presencia conjunta del lituano y del italiano permite a Ivanovic establecer quintetos versátiles, hacer cambios automáticos atrás y también ayuda a colocar un elevado listón en la vertiente física.

Ivanovic apostó a las primeras de cambio por esta fórmula que puede provocar serios quebraderos de cabeza al rival de turno a la hora de atacar la defensa baskonista. De hecho, Tadas quedó emparejado en algún tramo de la contienda con Dubljevic, al que incluso colocó un soberano tapón aprovechando sus descomunal envergadura.

Granger también dispuso de una importante cuota de protagonismo ante el discreto rendimiento de un desdibujado Baldwin. Desplazado al dos en el último cuarto, el uruguayo brindó valiosas soluciones ofensivas cuando parecía que al Baskonia se le hacía de noche.

Lo que, quizás, no entraba en los planes fue el trascendental papel de un Costello llegado a Vitoria el pasado martes pero que, desde sus mismos inicios en Vitoria, ha querido presentar sus credenciales. Lo del cinco nacido en Michigan ha sido, desde luego, llegar y besar el santo. Imposible pedir más a un inteligente pívot que, con un único entrenamiento a sus espaldas y el conocimiento justo de los sistemas, se echó al equipo a la espalda gracias a su buena visión de juego y, sobre todo, dos salvadoras canastas en el epílogo.

La necesidad de repartir esfuerzos constituye una premisa indispensable en una temporada extenuante en el plano físico y mental