El TD Systems Baskonia se verá mañana las caras contra el Joventut de un viejo conocido como Juan Antonio Morales. El espigado pívot, que militó en el conjunto gasteiztarra en el curso 1999-2000, es desde 2017 el presidente de la histórica entidad verdinegra, que lo formó y en el que pasó gran parte de su carrera deportiva. Al dirigente bilbaíno, que desde su llegada a Badalona ha tenido que lidiar con una delicada situación económica, le está tocando vivir una de las etapas más duras y convulsas para el baloncesto español debido a la pandemia. A pesar de lo ajetreada que está siendo la campaña en los despachos, Morales reserva un espacio para atender a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

¿Está contento con la temporada del Joventut hasta ahora?

-Está siendo un año muy raro por la pandemia y por jugar sin público. Como siempre, unos días estamos más contentos y otros menos contentos, pero creo que en general el equipo está jugando un baloncesto atractivo para quienes lo siguen. Hemos estado en la Copa del Rey, aunque nos habría gustado competirle al Baskonia un poco más los cuartos de final. También estuvimos entre los ocho mejores de la Eurocopa y le disputamos la eliminatoria al Virtus Bolonia, uno de los favoritos. Ahora estamos centrados en asegurar nuestra presencia en el play off de la ACB, cuanto más arriba mejor. Creo que estamos cumpliendo con las expectativas en el ámbito deportivo.

¿Hacía falta una temporada así?

-Hace dos años ya hicimos un buen papel y sí que es verdad que la pasada campaña tuvimos más altibajos. Creo que esta temporada estamos consolidando el club y logrando que se hable más de lo que hacemos sobre el parqué y de nuestros jóvenes de la cantera que de los asuntos económicos, que siguen estando ahí, como un elefante en medio de la habitación.

Se está notando en los momentos de la verdad la experiencia de tipos curtidos en mil batallas como Tomic y Ribas, ¿no?

-Se junta todo un poco. Teníamos un buen punto de partida con un bloque de jugadores que se conocen bien y llevan un tiempo aquí, a lo que se ha sumado la voluntad de Ribas y Ferrán Bassas de volver al proyecto en el que se formaron, lo cual es un motivo de orgullo para nosotros. Luego tuvimos la suerte de que Tomic saliera al mercado y, a pesar de que nuestra oferta no era la mejor de las que tenía sobre la mesa, decidiera jugar en el Joventut. Luego es como todo, siempre hay algún aspecto que te gustaría cambiar o que se podría haber hecho de otra manera, pero en general estamos razonablemente contentos.

Otro de los nombres propios es el del joven López-Arostegui. ¿Confía en mantenerlo la próxima temporada o va a ser difícil?

-De momento, sigue teniendo contrato con nosotros y por supuesto que nos gustaría que siga formando parte de nuestro proyecto durante muchos años. Evidentemente, dependerá de la voluntad que tenga el jugador.

¿Cómo está siendo de difícil gestionar un club de baloncesto en tiempos de pandemia?

-Hablando pronto y mal, una mierda. Sabíamos que iba a ser una temporada muy dura en todos los ámbitos y en esto también está cumpliendo las expectativas. De todas formas, yo a principio de temporada reuní al equipo y a la gente del club y les di cinco minutos para quejarse y maldecir lo que quisieran. A partir de ese momento, todo lo que ha ocurrido lo hemos afrontado de la mejor manera posible y lo seguiremos haciendo, siendo conscientes de que a veces solo hay tres opciones: la mala, la peor y la infame. Lamentarse no lleva a ningún lado, tenemos que pelear con las cartas que tenemos.

¿Salen adelante las cuentas de los clubes de la ACB?

-No, no salen. En la ACB el tema del ticketing es muy importante, no solo por los ingresos directos por venta de entradas y de abonos, también por los patrocinadores y todo lo relacionado con la disputa de partidos en casa. Hay empresas muy vinculadas a nuestro territorio a las que sí les interesa que vayan aficionados al pabellón porque sus soportes o sus acciones no están pensados para que salgan por la televisión, sino para los asistentes al partido. Esta temporada la voluntad de todos es mantener el negocio vivo y que el agujero sea lo más pequeño posible para que cuando termine la pandemia lo podamos sacar adelante.

¿Le sorprende que todavía no se permita la entrada de público a los pabellones por parte de las autoridades?

-Entiendo las trabas y las dificultades de manejar una situación como la pandemia, pero lo que no tiene sentido es que un día juegue por la mañana nuestro equipo de la Liga EBA con 1.000 aficionados en la grada y por la tarde el primer equipo juegue a puerta cerrada, siendo el mismo deporte, en el mismo pabellón y los mismos aficionados. No puede ser que la norma tenga una incoherencia de este calibre. Cuando hubo público hicimos los deberes, y me consta que el resto de clubes también. Llevamos la trazabilidad rigurosamente, dividimos el pabellón en cinco sectores, nadie comió, bebió ni se quitó la mascarilla, los aficionados se comportaron fenomenal y salieron en fila del pabellón, una ingeniería nos ha certificado la renovación del aire... Es muy frustrante, más aún si lo comparas con otros sectores.

¿Qué están haciendo para poder salvar la campaña sin contar con esos ingresos?

-Hace unas semanas el club realizó una ampliación de capital para consolidar el proyecto con la participación de Scranton, el accionista mayoritario. Está haciendo un esfuerzo importante porque, aunque la entidad no esté en una situación desesperada, continúa arrastrando una deuda cuantiosa a la que está dedicando mucho dinero cada año para saldarla. Cuando se publiquen los resultados económicos de los clubes, se verá la magnitud de todo lo que estoy comentando. Lo que estamos pidiendo al CSD y al Ministerio no es un capricho.

¿Cómo lleva usted eso de ser presidente? ¿Ayuda haber estado antes sobre el parqué?

-Para unas cosas sí y para otras no. El lenguaje y los resortes del mundillo los conoces, pero luego hay que manejar la empresa con rigor. El martes en la Asamblea de Clubes Antonio Martín -presidente de la ACB- me dijo que eso de que los exjugadores seamos dirigentes está muy bien, pero a veces nos ponemos la gorra de jugador para tomar decisiones que a lo mejor deberíamos meditar más fríamente desde la distancia. Cada uno es lo que es. Lo que a mí sí me ha ayudado es haber desarrollado mi carrera aquí, donde pasé catorce años, tener vínculos con la ciudad y con mucha gente que sigue en el club. Te da un extra de motivación, aunque cuando las cosas van mal sufres el doble.

¿Qué recuerda de su etapa en el Baskonia como jugador?

-Fue un año en el que disfruté mucho. Vitoria es un sitio fantástico para vivir y también agradecí la organización de un club como el Baskonia. Yo venía del baloncesto griego, que era mucho más caótico. A nivel deportivo, sin embargo, la cosa fue regular. No hicimos un mal año, pero tampoco fue excesivamente bueno y a mí personalmente me operaron tres veces, por lo que no pude aportar lo que me habría gustado. Si no, mi etapa allí podría haber sido más larga.

¿Qué le parece la trayectoria del Baskonia en los últimos meses?

-Yo creo que es un equipo que ha conseguido hacer del carácter Baskonia su seña de identidad, actúa de una manera muy reconocible. En la primera vuelta, jugando en casa, logramos derrotarlo, pero en los cuartos de Copa del Rey no competimos tanto como me habría gustado. Tiene un equipo mucho más físico que el nuestro y ahí se marcan diferencias. Nuestra plantilla está más configurada en torno al talento, pero ellos tienen físico y también talento. Yo espero que veamos un buen partido y los dos salgamos del pabellón sintiendo que lo hemos dado todo. Luego que gane el que tenga que ganar.

"No tiene sentido que nuestro equipo de la Liga EBA juegue con público y el de ACB no, falta coherencia"

"Los exjugadores a veces nos ponemos la gorra para tomar decisiones que tal vez habría que meditar más"

"Disfruté mucho de mi año en Vitoria; es una ciudad fantástica y fue una pena no poder aportar más"

"Estoy contento con el equipo que tenemos y con cómo va la temporada, pero siempre se puede mejorar"