La reciente derrota en Murcia ha dejado unas conclusiones inquietantes en el seno de un Baskonia con un quinteto inamovible durante los minutos finales del encuentro y con únicamente seis jugadores soportando en sus manos todo el peso del engranaje.

Entre lesionados (Jekiri), el expediente X de un Vildoza aquejado de molestias en un pie -puestas en tela de juicio por Ivanovic en la rueda de prensa posterior al choque- y jugadores que se ven relegados sistemáticamente al ostracismo (Kurucs, Raieste y, en menor medida, Fall), trasladó al exterior una estampa de equipo exhausto y necesitado de una bombona de oxígeno.

¿Y ahora qué? Una vez finalizado el encomiable trayecto continental, la gran pregunta que se hace el aficionado azulgrana en este instante es cuánta gasolina le queda al coche de un grupo admirable hasta la fecha que ha tuteado -e incluso ganado- a todos los transatlánticos del Viejo Continente. Con un evidente desgaste físico y mental a cuestas o sin margen para recuperar a corto plazo a un elemento esencial sobre el que ha sustentado su solidez interior como Jekiri, las dudas son más que razonables.

Si la aguja está o no cerca de la reserva es algo que verá la luz en las próximas semanas. Un equipo que se ha sostenido durante los últimos meses con una reducida guardia pretoriana y no se ha dejado un gramo de energía en pos del pasaporte para el Top 8 tiene ante sí el enorme reto de poner el broche de oro a la temporada con una destacada actuación en las series finales por el título de la Liga Endesa.

Una competición de la regularidad de la que continúa siendo el vigente campeón tras el sonado éxito en la inolvidable burbuja de Valencia y en la que la aspiración radica en colarse, al menos, en semifinales. Revalidar el título ni mucho menos es una obligación pero sí mantener ese envidiable grado de competitividad que ha hecho del Baskonia un hueso tan duro de roer.

Correr el riesgo de abandonarse o escudarse en las piernas pesadas para mostrar la bandera blanca de la rendición no forma parte del ideario de un club que ha convertido su célebre carácter en el principal emblema desde hace años. Lo que a nadie se le escapa es que los pesos pesados de Ivanovic acumulan ya un desgaste mayor que el de otros equipos dotados de un mayor fondo de armario y esa falta de frescura puede dejarse sentir en estos últimos compases del ejercicio.

distracción con los rumores

A ello se suma el ruido mediático que se está generando alrededor de algunos jugadores baskonistas revalorizados a lo largo de esta campaña bajo el paraguas del Buesa Arena, que previsiblemente no desaparecerá a corto plazo. A estas alturas ya se han negociado contratos de cara la próxima temporada y cualquiera tiene claro por dónde pasará su futuro, algo que irremediablemente hace perder la concentración y afecta al rendimiento.

El fichaje de Pierria Henry por el Real Madrid, un hecho ya consumado para la temporada 2021-22, no supone el mejor caldo de cultivo con el fin de que reine la tranquilidad en un vestuario donde otras piezas también podrían estar agotando su ciclo en Vitoria. Son los casos de Achille Polonara, Luca Vildoza, Tadas Sedekerskis o Rokas Giedraitis, en el centro de toda clase de rumores cuando todavía restan dos meses para la conclusión del torneo doméstico.

Ello, por otra parte, tampoco le resulta desconocido a una entidad de naturaleza vendedora como la baskonista, obligada a suplir la marcha de sus jugadores diferenciales y regenerarse en todos los mercados estivales. El próximo, desde luego, no será una excepción debido a los devastadores estragos causados por la pandemia.

Con las arcas del Buesa Arena muy debilitadas por ingresos que el covid-19 ha cercenado de raíz, la necesidad de hacer caja con algún traspaso millonario será más acuciante que nunca. Henry emigrará con destino a la capital dejando un buen pellizco, aunque el base estadounidense -un ejemplo de profesional intachable- no es precisamente de los que se esconda y a buen seguro se vaciará hasta el último día que vista la elástica azulgrana.

Ya sea por uno u otro motivo, las perspectivas de gloria no parecen las mejores para tratar de revalidar la corona liguera. Tras la derrota ante un UCAM Murcia plagado de bajas, el conjunto vitoriano se encuentra en tierra de nadie en la clasificación y abocado a finalizar la fase regular en cuarta posición. Las esperanzas de alcanzar al Tenerife son cada vez más remotas y por detrás tampoco se siente el aliento en la nuca de ningún rival para perder -algo secundario sin público- la ventaja de campo en la primera eliminatoria del play off.

Eso sí, la hoja de ruta para la tropa azulgrana promete ser de lo más tortuosa una vez arranque lo realmente interesante de la Liga Endesa. El Valencia Basket o el San Pablo Burgos se perfilan como la primera piedra de toque en una envenenada eliminatoria al mejor de tres asaltos. En caso de superar este duro escollo, aguardaría casi con total seguridad en semifinales un intratable Real Madrid, que presenta un expediente prácticamente impoluto con una solitaria derrota en 29 jornadas.

Tras la doble jornada liguera de esta semana ante el Estudiantes y el Burgos, el calendario dará por fin una pequeña tregua al Baskonia. Hasta el desembarco del Unicaja en el Buesa, programado para el jueves 29, la escuadra vitoriana dispondrá de once días para recargar las pilas y hacer una mini pretemporada con el fin de asaltar el título en las mejores condiciones posibles.

El conjunto vitoriano sigue sosteniéndose a diario con muy pocos jugadores y la lesión de Jekiri ha hecho mucho daño en la 'pintura'

El fichaje de Henry por el Madrid y los cantos de sirena hacia otras piezas no son el mejor caldo de cultivo para que reine la tranquilidad