- Son los partidos como el de ayer los que hacen del baloncesto un deporte tan especial. A falta de 4:40 minutos para el final del partido, la aventura del TD Systems Baskonia en la Euroliga 2020-21 parecía haber llegado a su final. No solo el marcador, de 72-58 a favor del Zenit, daba a entender que los gasteiztarras se irían de San Petersburgo con las manos vacías. Las sensaciones sobre el campo eran las de un equipo derrotado, rendido ante la superioridad de un rival que pasó por encima de los azulgranas como un rodillo desde el comienzo del segundo cuarto hasta el ecuador del cuarto decisivo.

Sin embargo, una serie de acciones favorables devolvieron una chispa de esperanza a los alaveses, que se agarraron a ella como a un clavo ardiendo y sacaron a relucir ese carácter que ha sido causa de tantas alegrías a lo largo de la historia baskonista y que esta vez regresó cuando nadie lo esperaba para firmar un parcial de 0-19, robarle el triunfo a un incrédulo Zenit y poner la Euroliga patas arriba.

Esta página estaba destinada a ser un relato de cómo el TD Systems Baskonia, al igual que ha ocurrido en otras ocasiones este curso, sufría una sequía anotadora fruto del buen trabajo defensivo rival y la falta de frescura y acierto de algunos de sus piezas importantes. De hecho, esa fue la historia entre los minutos 10 y 35 del encuentro. Dusko Ivanovic asistió perplejo a los errores continuados de su equipo en ambos lados de la cancha.

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Zenit San Petersburgo - TD Systems Baskonia

Ponitka, Baron, Thomas y Rivers gozaron de lanzamientos de tres totalmente liberados, propios de una sesión de tiro, mientras en el aro contrario Henry y Polonara erraban pases y tiros impropios de jugadores de su calidad. En la entrada del último cuarto, entre los dos solo sumaban dos puntos, cifra insuficiente para un equipo que vive de la inspiración del norteamericano y el italiano. No había muestras de reacción tras el parcial de 27-7 en la primera parte y seguro que más de un baskonista apagó el televisor para evitar mayor sufrimiento.

El que lo hizo, se perdió una remontada mágica, porque lo ocurrido en los últimos cuatro minutos no tiene otra explicación que no sea sobrenatural. Peters y Vildoza, que se empeñaron en tirar del carro baskonista cuando pasaba por el fango, siguieron aportando puntos, pero a ellos se les sumaron Polonara y Giedraitis, que afinaron la puntería desde lejos. El quinteto pequeño planteado por Dusko frenó en seco el ataque ruso y solo faltaba Henry por unirse a la fiesta. Falló una bandeja solo con 72-66 que parecía dilapidar las opciones baskonistas, pero justo después, tras un salto entre dos ganado por Polonara, metió un dos más uno que tuvo justamente el efecto contrario. Acto seguido llegó otro de Polonara, anotando de espaldas y Vildoza remató la heroica con un triple antológico. Al final, el baloncesto premió al equipo que no se rindió hasta el final, al que tuvo más fe que nadie.