Dos míseras victorias en veintitrés jornadas de la Euroliga, equipo con la peor defensa al encajar más de 91 puntos por velada, un cambio de entrenador que apenas ha servido para enderezar el maltrecho rumbo, jugadores fichados a precio de oro que ya son historia (Jonas Jerebko y Greg Monroe), otros sin fecha de vuelta tras haber viajado a Estados Unidos (Devin Booker) y que incluso pueden estar borrándose de los partidos con misteriosas lesiones, retraso de dos meses a la hora de percibir las nóminas...

Al Khimki, próximo rival continental del Baskonia este jueves, le están creciendo los enanos en una temporada ciertamente calamitosa. En medio de esta tormenta de consecuencias imprevisibles, aterriza en el Mytishchi Arena un maratoniano azulgrana sin margen de error para tratar de apurar sus opciones de pelear por el Top 8.

Uno de los equipos que durante todos los mercados estivales rompe la hucha para intentar convertirse en una alternativa de poder y capaz de acoger desde hace tiempo -con escasos réditos, por cierto- entre sus filas al jugador más caro del Viejo Continente (Alexey Shved) se encuentra en un estado de descomposición absoluta.

Cualquier cosa que no sea una inapelable victoria sería un paso atrás definitivo para el TD Systems a tenor del tétrico estado del que, sin suda, es la gran decepción de la presente Euroliga. Y es que no se recuerda en los últimos años otro conjunto con nombres tan lustrosos y cotizados en el mercado que se haya dejado llevar de una forma tan triste como el que habita en la periferia de Moscú.

El Khimki no gana en la Euroliga desde hace casi tres meses. Lo hizo por última vez el 17 de noviembre del año pasado en la pista del Zenit. Por tanto, el rival azulgrana acumula catorce derrotas consecutivas -algunas de ellas por un margen escandaloso- y deambula como alma en pena en medio de un clima irrespirable dentro del vestuario.

De hecho, el compromiso de sus jugadores ya se encuentra en tela de juicio tras unos problemas financieros reconocidos por la propia plana mayor del club. Incapaz de estar al día en los pagos a una plantilla concebida en el verano para pelear por lo máximo, el Khimki es la viva imagen de la impotencia día tras día. La destitución de Rimas Kurtinaitis y la llegada al banquillo de Andrei Maltsev no ha alterado la abúlica cara de un equipo convertido en una sombra.

La desbandada de estrellas arrancó hace meses con la rescisión de contrato de Jonas Jerebko y Greg Monroe. El próximo tiene visos de ser Devin Booker, que hace una semana viajó a Estados Unidos para asistir al nacimiento de su hijo y todavía no ha regresado a Moscú.

El exbaskonista Janis Timma, que también estuvo entre los nominados para abandonar la capital rusa, entra y sale del equipo con una facilidad pasmosa mientras alega unas molestias en la rodilla. Bertans y McCollum también se ausentaron del último compromiso de la VTB League ante el Astana sin una causa clara... En definitiva, un rival propicio para que el Baskonia firme su tercera victoria seguida en el frente continental y coloque el aliento en la nuca de los equipos que le preceden en la tabla.