- No importa el momento de forma en el que llegue el TD Systems Baskonia o el resto de participantes a la Copa del Rey, el torneo parece estar asignado de antemano al Real Madrid o al Barcelona, que se han repartido todas las Copas desde el año 2009, cuando el conjunto gasteiztarra obtuvo su último entorchado. Muchos eran los factores que llamaban ayer al optimismo a la afición baskonista antes del encuentro, pero una vez más la cruda realidad se impuso. El Barça y el Real Madrid llevan 12 años siendo intocables en esta competición y esta tarde se verán las caras en la final por octava vez en este periodo.

El Baskonia llegó a Madrid con las ideas muy claras después de haber ganado sus últimas citas desplegando su mejor baloncesto, y confirmó esas buenas sensaciones con una contundente victoria contra el Joventut en los cuartos de final. El Barcelona, por el contrario, se mostró frágil contra el Unicaja en su primer partido y perfectamente pudo haber quedado sido eliminado por un equipo muy inferior a él. Con Henry, Giedraitis, Polonara y Peters enchufados y con Dusko Ivanovic, un experto en competiciones cortas como esta, en el banquillo, la hinchada baskonista se enganchó ayer al televisor con la esperanza de que la Copa del Rey le brindara por fin una verdadera alegría.

Sin embargo, el equipo no respondió. Los jugadores baskonistas, a excepción de Henry, saltaron a la cancha desorientados, faltos de frescura de piernas y de ideas. Se podría buscar la explicación en el cansancio de los jugadores por el exigente calendario, la intensidad de la defensa del Barcelona, la falta de experiencia en la competición de la plantilla o el miedo escénico, pero cuando el mismo equipo que 24 horas antes mete 28 puntos en el primer cuarto se queda en 27 en toda la primera parte, la causa es una suma de todos los factores.

La relajación culé en el tramo final del encuentro permitió a los aficionados gasteiztarras soñar con el milagro, pero finalmente la victoria fue para el equipo que más méritos hizo. Esta vez, ni siquiera quedará el consuelo de disfrutar del ambiente festivo del torneo. Al menos, el compromiso servirá como aprendizaje para compromisos venidores en los que el equipo tenga que lidiar con una presión y exigencia física similar a la de ayer.

La Copa del Rey ha sido históricamente una de las competiciones fetiche del TD Systems Baskonia, que ha alzado el trofeo de campeón en seis ocasiones y ha alcanzado la final en nueve. En la primera década del siglo XXI, el conjunto gastieztarra dominó con mano de hierro el torneo del KO., saliendo victorioso en las ediciones de 2002, 2004, 2006 y 2009, tres de ellas con Ivanovic en el banquillo. A partir de entonces, sin embargo, lo que una vez fue una fructífera relación de amor, cada vez parece más abocada al divorcio. Las decepciones por eliminaciones en la primera ronda, y las temporadas en las que los alaveses ni siquiera han conseguido el billete para participar en el torneo hacen que aquellos años de alegrías en la Copa parezcan muy lejanos.

Tras finalizar la aventura copera antes de tiempo, solo queda resignarse y pensar en las dos competiciones en las que el equipo sigue vivo. El baloncesto da muchas vueltas y puede que el Baskonia tenga la oportunidad de hacer olvidar la primera mitad de ayer más adelante esta temporada. Eso sí, para dejar atrás el maleficio en Copa del Rey que le persigue desde 2009, deberá esperar al menos un año más.