- Muchos ojos en esta Copa están depositados en Pablo Laso, un coleccionista de Copas del Rey a lo largo de los últimos años que buscará añadir a su lustroso palmarés el séptimo galardón en esta competición tras los conquistados en 2012, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2020.

Sin embargo, el vitoriano no lo tiene nada fácil. Para empezar, al Real Madrid le ha tocado esta noche (21.30 horas) el hueso que prácticamente nadie quería de los cuatro equipos que no partían con la vitola de cabeza de serie antes del sorteo.

El Valencia Basket ha configurado el proyecto más ambicioso de los últimos tiempos y es un rival de cuidado. Pese a las bajas de Fernando San Emeterio, Joan Sastre y previsiblemente Derrick Williams -el club taronja debe descartar antes del salto inicial a un jugador que no sea cupo de formación siendo el ex del Fenerbahce turco quien más papeletes ostenta-, continúa disponiendo de un arsenal envidiable para poner en jaque a cualquiera.

Luego, están los propios problemas estructurales de un conjunto blanco que no ha conseguido solucionar dos agujeros desde el inicio de la temporada. Ni sus bases ni el recambio de Walter Tavares inspiran la confianza suficiente como para que el Real Madrid pueda reeditar el título de la pasada temporada en el Martín Carpena de Málaga. Un dato positivo para el técnico vitoriano es que, al menos, recupera a Nicolás Laprovittola, ya con el alta médica tras haber superado el virus.

Ni el argentino con pasado en Gasteiz, ni el todavía inmaduro Carlos Alocén ni el veterano Sergi Llull, con muchas cicatrices ya en su cuerpo, han hecho olvidar la alargada sombra de Facundo Campazzo, que con su marcha a la NBA abrió un socavón de dimensiones siderales.

El Real Madrid marcha líder de la ACB, donde tan solo ha perdido un único partido en toda la campaña, pero su imagen en los últimos tiempos no ha sido la de un aspirante cualificado. Sin ir más lejos, el Baskonia le sometió a un duro correctivo en la Euroliga en una velada donde se quedó en unos raquíticos 64 puntos. La vuelta de Jaycee Carroll, que ha dejado atrás su esguince de tobillo, también dará otro aire a una ofensiva demasiado previsible.

Pendiente todavía de cerrar su renovación, Laso espera seguir haciendo méritos en esta edición copera con el fin de mantener su espectacular ciclo ganador al frente del banquillo merengue.

Debut ante el Valencia. Pablo Laso explicó ayer que su "sensación siempre es buena" en cada torneo que afronta porque siempre piensa que "el favorito" es su equipo antes de una Copa en la que debutarán ante un rival "previsible entre comillas" como el Valencia, en el sentido de que "lleva años jugando muy bien y el trabajo de Jaume (Ponsarnau) es magnífico". "Cuando el resto dice que el favorito es otro me da igual y no me cambia mucho. Yo lo siento así. Tengo la sensación de que mi equipo siempre está preparado y es competitivo. La capacidad que poseen mis jugadores para ser competitivos todos los días es algo que me enorgullece", valoró. Además, Laso lamentó la falta de público. "La Copa es una fiesta del baloncesto, pero este año va a ser diferente, seguro. El otro día hablaba con un amigo de Vitoria que me dijo: 'Joder, macho, es que no parece que va a ser la Copa'. Desgraciadamente tenemos una situación en la que la fiesta no existe, pero que duda cabe que al final es un torneo".